El Parque Natural de la Albufera
será escenario por primera vez de
batidas de cazadores para reducir la
población de cormoranes.
La Conselleria de Medio Ambiente ha dado
el visto bueno y la Comunidad de Pescadores
de El Palmar, entidad que hizo la
petición el pasado noviembre, se
encargará de organizar los grupos de
tiradores.
Así lo confirmaron ayer fuentes de
Medio Ambiente, al indicar que el permiso se
concede por el grave daño que causan a
la pesca estas aves y ser consideradas una
especie invasora, introducida en el parque
natural por el seguimiento que realizan en el
Mediterráneo a los barcos de pesca de
arrastre.
Su población ha ido en aumento
los últimos años, en una cifra
que oscila entre los 4.000 y los 10.000
ejemplares, según distintas fuentes
consultadas. No obstante, la directora general
de Medio Natural, Salomé Pradas, ha
decidido acceder a la petición de los
pescadores y autorizar la caza de los
cormoranes.
El presidente de la Comunidad de El
Palmar, José Caballer, comentó
ayer que el pasado diciembre se
celebró una asamblea en la
asociación para acordar el grupo de
cazadores. «Se presentaron una docena
más o menos y ahora debemos pasar
sus datos y las licencias de caza a la
Conselleria», comentó.
Los cazadores se encargarán de las
batidas, mientras que la Administración
autonómica dispondrá la
retirada de las piezas y su transporte a un
vertedero autorizado. En la orden que se
firmará el próximo mes,
precisaron fuentes de Medio Ambiente, se
definirán los días y zonas
autorizadas para la caza.
En la Albufera no hay precedentes de esta
práctica, aunque los pescadores
sí encontraron un control similar de
población en humedales de Santa Pola
y alguna población alemana,
comentó Caballer. Un
cormorán, aseguró, es capaz de
comerse un kilo de pescado al día, lo
que multiplicado por toda la colonia que anida
en los aledaños del lago produce un
efecto devastador en la pesca.
Los 70 pescadores que trabajan a diario
desde los embarcaderos de El Palmar se
dedican fundamentalmente a la llisa y la
anguila. Caballer dijo que «la temporada
está resultado buena, sobre todo en lo
que respecta a la llisa, y es un problema que
ahora se reduzca por la llegada de los
cormoranes».
Estas aves tienen más presencia
en el parque natural cuando arrecia el
frío invernal, al preferir lugares de
temperaturas más suaves. Anidan en
los árboles y tienen su hábitat
natural de caza tanto en el mar como en el
lago.
Por esa razón, no es extraño
verlos lanzarse en picado a por un pescado en
las inmediaciones de las playas de la ciudad y
la Marina. Se trata de unos animales de gran
porte, plumaje oscuro, pico fuerte y que son
capaces de llegar a los 150 centímetros
de envergadura.
Colonias diseminadas
Una vez que estén terminados los
trámites administrativos podrán
comenzar las batidas. «Hará
falta hacerlas en varios lugares»,
comentó el presidente de la
Comunidad, dada la extensión de las
colonias de cormoranes en el parque
natural.
Además del enorme volumen de
pesca que se llevan los cormoranes,
también está el caso de las
anguilas que quedan marcadas por los
picotazos poco certeros. «Entonces nadie
quiere comprar ese producto y lo tenemos que
tirar», aseguró el presidente de
los pescadores.
La temporada de pesca empezó el
pasado 1 de octubre y se prolongará
hasta el 30 de abril para la anguila y el 30 de
junio para las capturas de llisas. Algunos
años, debido al descenso en las
capturas, se ha adelantado el final de la
campaña.
El cormorán pasará de ser
uno de los grandes depredadores en la
Albufera a convertirse en víctima del
control de la población, para mantener
unas cifras aceptables de capturas en la pesca,
reducida desde hace años por las malas
condiciones del lago desde hace
décadas.