Mucho público y no tantas capturas. Es el titular, habitual ya en los últimos años, en el día de las palomeas, celebrado ayer en el collado Iarmendi, en Etxalar.
Pero no cundió el pesimismo. Los visitantes disfrutaron del buen tiempo y conocieron, en las visitas guiadas, los secretos de la tradicional y centenaria caza con redes y el funcionamiento del resto de puestos para escopetas. Entretanto, los cazadores siguen mirando al cielo, y confían en que el número de bandos aumente en esta segunda mitad del mes.
Cientos de personas se acercaron durante todo el día de ayer al collado, también conocido como Txorilepo, en la misma muga con Sara, ya en Francia, a unos siete kilómetros por carretera del casco urbano de Etxalar. Los más madrugadores pudieron ver pasar palomas al amanecer, sobre las siete. Entonces se echaron las primeras redes a dos o tres bandos, y se capturó apenas una docena de ejemplares. Pero la actividad cesó el resto de la mañana y la niebla se acomodó en la parte baja del valle hasta mediodía.
Varios grupos recorrieron la zona de redes con las explicaciones de la guía local Laura Elizagoien. Ella les trasladó cómo funciona el ancestral sistema. Mientras, otros cazadores continuaban apostados en los puestos para escopetas, en tertulias de altura. Entre ellos, Joxe Mari Maia Ariztegi. Tiene 59 años y dispara desde hace 35. Nació en el caserío Aldalur, bien cerca de las palomeras, y se aficionó desde niño, a pesar de que en su casa no había tradición. Igual que otros vecinos, este año participó en la subasta y adquirió uno de los puestos, donde tiene de compañero a Juan Antonio Latorre Olmo, también vecino de Etxalar, que ayer cumplía 42 años. Ambos reservan todas las vacaciones posibles para octubre, y confiesan que la caza es mucho más que capturas. «Al final de temporada cada uno conseguiremos unas 20 palomas, pero la afición es algo más: venir al monte, estar en la naturaleza, entre amigos…. no sé», dice Maia, que ha «contagiado» el gusanillo a uno de sus dos hijos. Los dos cazadores llegaron al puesto sobre las siete de la mañana y lo dejaron pasadas las doce y media. No tuvieron suerte. En todo caso, ellos no pueden disparar si no escuchan los dos toques de corneta, aviso que llega de la zona de redes.
Maia considera que la migración ha cambiado en los últimos años y evidencia que la paloma llega cada vez más tarde. «En la segunda mitad de octubre o ya en noviembre y no tantos bandos como antes. Creo que optan más por la costa», dice este aficionado, como muchos otros siempre atento a www.palombe.com, sitio de referencia en internet de los amantes de la cinegética.
SERVICIOS
1 Del 1 de octubre al 20 de noviembre. Se pueden concertar visitas guiadas viernes, sábado y domingo (teléfono 690267756), ver un audiovisual, el observatorio, hacer recorridos a pie y acudir al punto de información.
2 Condiciones. El visitante debe cumplir unas normas de comportamiento. Los perros deben ir atados, hay que mantener silencio y respetar todos los carteles, no molestar a los cazadores y llevar indumentaria oscura, además de mantener limpio el entorno.