Llevo desde que tenía 5 años en el monte, soy de los que cuida el medio ambiente, me encanta ir a cazar con mi padre que en la mayoría de los casos es más la tertulia que lo que llegas a cazar. Como norma general voy a Itziar donde años atrás se ha practicado y se practica el ejercicio de la caza. Este año las normas han cambiado, las distancias para practicar el ejercicio de la caza a las zonas de seguridad han aumentado y ante tanto cambio realmente estamos desorientados sobre dónde podemos cazar o no.
En Itziar, hasta hace unos años hubo puestos para la contrapasa donde, en la veda general, cazábamos normalmente ya que los puso la autoridad competente en su momento. Ahora estábamos en la duda de si en la totalidad de los puestos se podría practicar nuestro deporte.
Nuestro asombro llegó cuando un guarda forestal “cualificado” vino andando hacia nosotros y al llegar no sacó ni su identificación, lo único que hizo fue mandar descargar a un compañero el arma en el antiguo puesto 6 de Itxasburu (Itziar). El “cualificado” agente le ordenó que le mostrase la documentación y acto seguido le interpuso una denuncia. Lo más sorprendente es que allí han estado cazando los 12 días que llevaba abierta la veda. Esto sucedió el lunes 24 de octubre. Quisiera denunciar públicamente este hecho que es injusto, impropio de una autoridad competente denunciar y no informar a sabiendas de que los cazadores hemos estado allí toda la vida y hoy por hoy con estos cambios, no sabemos ni dónde ponernos. Me gustaría que las autoridades competentes tomaran nota de esto y subsanaran el error cometido ya que en ningún momento se informó que en aquella zona no se podía practicar el ejercicio de nuestro deporte.
El viernes 21 de octubre acudió un guarda forestal a los puestos que existen en el terreno perteneciente al caserío de Gaztañeta en Itziar, donde nos marcó el guarda dónde debíamos situarnos. El siguiente día, 22 de octubre, fueron dos guardas diferentes, muy educados y respetuosos, que afirmaron que podíamos estar allí donde nos habían dicho. El asombro de todos los cazadores llegó cuando el mismo lunes 24 de octubre vino el mismo guarda que denunció a nuestro compañero y nos dijo textualmente “Aquí no se puede estar, o si queréis, yo os cojo los datos, saco el aparato de medición y mido la distancia, si hay 100 metros no pasaría nada y si no los hay pues os denuncio”, para los cazadores que estábamos allí eso era una amenaza un “abuso de autoridad”, un hecho despreciable por parte de una persona que lleva un cargo de autoridad, ni ellos se aclaran, unos dicen una cosa y viene otro y te suelta otra.
Los cazadores no queremos problemas y ellos son la autoridad, como autoridad se tienen que poner de acuerdo sobre dónde se puede cazar, tienen que INFORMAR dónde situarnos reglamentariamente sin perjudicar a nadie y cumpliendo la ley, nosotros creemos que los que tienen que medir las distancias (ya que poseen dispositivos más exactos que un triste metro) son ellos.
Pensamos que los guardias antes que nada tienen que identificarse, ya que nosotros lo hacemos igualmente. No es cuestión de recaudar, es cuestión de entenderse, de dialogar. En la Comunidad Autónoma Vasca y muy concretamente en el Bajo Deba tenemos una educación armera muy arraigada. Desde tiempos de la posguerra ha habido cazadores pero entonces carecíamos de agentes forestales.
En la actualidad todo aquel que trabaja en un puesto como autoridad “se supone” que tiene una formación y unos estudios de los que para mí algunos carecen. La autoridad está para informar, para ayudar, para escuchar y en los casos más extremos para actuar.
Los cazadores creemos que no es cuestión de la palabra de la autoridad contra nuestra palabra, pensamos que tiene que haber un término medio, una forma de entendernos, que podamos convivir todas las personas a las que les guste ir al monte, los que pasean, los que van en bici, los que van a hacer fotos y también los cazadores que, cuando ninguno de los anteriores estaban, nosotros sí; lloviendo, granizando, pasando frío pero sacando nuestra afición adelante. Allí tenemos nuestro lugar, que cada vez está más limitado, pero aun así nosotros allí seguiremos igual que los chopos.