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Prueban con éxito balas de cobre para evitar el uso de plomo, que es venenoso

La caza y la conservación de la naturaleza no están enfrentadas, como a menudo se cree, sino que, de hecho, muchas veces caminan de la mano y trabajan a la vez. Prueba de ello es la iniciativa puesta en marcha por la Fundación Gypaetus para suministrar una munición libre de plomo a los cazadores.

El plomo es un metal muy tóxico que, al ser dispersado en el campo con los millones de disparos que se realizan cada año, contamina las aguas y los suelos y es ingerido por la fauna provocando la muerte de ejemplares. Lejos de demonizar la caza por ello, lo que ha hecho la Fundación Gypaetus, que lleva años trabajando para devolver el quebrantahuesos a Andalucía, ha sido darle a los tiradores una alternativa: balas de cobre que han sido puestas a prueba en una jornada de caza mayor.

A diferencia del plomo, el cobre no envenena a las aves y en la Fundación Gypaetus esperan que, si el uso de la nueva munición se extiende, se puedan evitar muertes como las ocurridas en los últimos años, en los que se han perdido dos jóvenes ejemplares de quebrantahuesos al intoxicarse con las esquirlas de plomo que habían quedado en las carroñas que comieron.

El lugar elegido para la prueba de la munición fue el coto de caza La Moraleja, situado en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén). Allí se celebró el domingo 13 de febrero la primera montería libre de plomo de España. La actividad transcurrió con normalidad en una mancha de monte llamada Los Vadillos, de unas 500 hectáreas de superficie, donde se distribuyeron los 20 puestos de otros tantos participantes.

La Fundación Gypaetus repartió la munición libre de plomo entre los participantes en la montería. Eran balas de marcas que están a la venta ya en España, compuestas al cien por cien de cobre macizo y de los calibres 300, 30,06 y 7 mm. Exteriormente las balas de cobre no se distinguen de la munición de plomo. Hay que tener en cuenta que las balas habituales tienen la punta de plomo, pero van envueltas ya en una vaina de cobre, de modo que la nueva munición totalmente de cobre apenas se diferencia en la nueva punta, hecha del mismo metal.

Igual de eficaz que el plomo

Lo que comprobaron los cazadores participantes en la montería es que el comportamiento de la nueva munición fue el mismo que la anterior. Según indica la Fundación Gypaetus en una nota de prensa, las diferencias son inapreciables, el ligero incremento en el coste es sostenible y los rifles son compatibles con la nueva munición.

Según la Fundación Gypaetus, los participantes en la montería constataron que, a largas distancias, la bala de cobre, menos pesada, mejora incluso la conducta de la munición tradicional fabricada con núcleo de plomo. La jornada finalizó con dos venados y ocho jabalíes abatidos de disparos certeros que inmovilizaron casi de inmediato al animal. La Fundación Gypaetus analizará a posteriori la reacción de la bala tras el impacto.

El plomo es un potente veneno

El gerente de la Fundación Gypaetus, Jesús Charco, recuerda los efectos perniciosos del plomo para la salud pública. «La toxicidad de este metal perjudica tan gravemente a numerosas especies de fauna silvestre, como el águila imperial o el quebrantahuesos, que llega a provocarles incluso la muerte, pero no solo eso, está demostrado que es igualmente peligroso para la salud humana», apuntó. Charco cree que hay que dejar de usar un material como el plomo, que se fragmenta y deja miles de restos contaminantes en el monte y en las carnes de caza, pero esa sustitución tiene que surgir del convencimiento del sector cinegético y de la sociedad en general.

El plomo es un metal altamente tóxico muy presente en el medio natural como consecuencia de la actividad cinegética y es causa de intoxicación y muerte de numerosas especies como el águila imperial, el buitre negro y el quebrantahuesos. La Fundación Gypaetus, entidad privada sin ánimo de lucro, ejecuta el Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos que desde 1996 desarrolla la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y ha constatado que la contaminación por plomo es una de las graves amenazas del proyecto de reintroducción.

Desde 2006 la Fundación Gypaetus ha reintroducido 19 ejemplares de esta especie en el marco del programa andaluz y dos de los cuatro quebrantahuesos muertos por causas conocidas, las hembras Acebeas y Lézar, liberadas en 2008, perecieron intoxicadas por altas concentraciones de plomo en sus cuerpos.

La principal vía de intoxicación por plomo en el campo es la ingesta de pequeños fragmentos, pero este metal pesado también se incorpora a las aguas y los suelos y permanece durante tiempo. El plomo es bioacumulativo y persistente, es decir, el cuerpo humano no es capaz de eliminarlo y por tanto su presencia aumenta en el cuerpo en función de la edad del individuo y la exposición al material.

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