La superpoblación de
determinadas especies silvestres está
generando numerosos daños en el
medio natural y agropecuario, además
de poner en riesgo la actividad
cinegética.
Por ello, cazadores, agricultores y
ganaderos de Andalucía quieren poner
coto al crecimiento de cerdos asilvestrados,
zorros y meloncillos, aunque en esta
misión la legislación andaluza
viene a ser más feroz que la propia
fauna silvestre.
El incremento de cerdos asilvestrados,
cruces de jabalíes con cochinos
domésticos, ha llevado a la Junta de
Andalucía a incluir a 20 municipios
sevillanos (Aguadulce,
Algámitas, Badolatosa, Casariche,
Coripe, El Coronil, Los Corrales, Estepa,
Gilena, Lora de Estepa, Osuna, Pruna,
Martín de la Jara, Montellano,
Morón de la Frontera, Pedrera, Puebla
de Cazalla, La Roda de Andalucía, El
Saucejo y Villanueva de San Juan) en la
declaración de «área de
emergencia cinegética», cuya
validez se extiende hasta final de la
temporada 2014/2015.
Esta resolución, emitida
conjuntamente por la Consejería de
Agricultura y la de Medio Ambiente, responde
«al peligro que supone el incremento de
cerdos asilvestrados por la posible
transmisión de enfermedades tanto
para las poblaciones cinegéticas como
para las ganaderas», por lo que se
autoriza distintas modalidades para su captura,
que podrán realizarse en terrenos, bien
sean cotos o no, de los municipios
afectados.
Trampas y armas
Asaja, organización que representa
el 75% de los terrenos de caza en
Andalucía, critica «los complejos
requerimientos establecidos por la
Administración regional para el control
de esta especie tan dañina»,
complejidad que se extiende «tanto a la
modalidad de apresar en vivo mediante
capturaderos y posterior sacrificio, como para
el uso de armas de fuego, ambas muy
difíciles de llevar a la
práctica», asegura el
técnico de Asaja Sevilla, Juan
Bilbao.
Y es que sólo para las capturas en
vivo, la Junta aconseja disponer de «un
capturadero por cada 100 hectáreas; la
localización de la trampa mediante
coordenadas UTM; el nombre, apellidos y DNI
del responsable de su ejecución; y una
autorización administrativa si es
terreno no cinegético, formulada tras la
emisión de un informe de la
Delegación Territorial y previa solicitud
del interesado que acompañará
de un plano de localización de los
daños», puntualiza el
técnico. A esto añade que los
requisitos para el control usando armas son
«tan disparatados o más
aún si cabe, por lo que
difícilmente podrán cumplirlos
los cazadores».
Igualmente, Asaja denuncia que el
método autorizado para el control de
predadores en Andalucía como el zorro
y el meloncillo es «completamente
ineficaz e inasumible» acusando a la
Junta de «excesivo
intervencionismo».
En este sentido, Asaja manifiesta que los
predadores están limitando las
poblaciones de caza menor, como la perdiz o
el conejo, además de causar
numerosos daños a explotaciones
ganaderas de la provincia, atacando a las
parideras de las fincas con cabezas de ganado
ovino y caprino.
El zorro está catalogado como
especie cinegética, pero no el
meloncillo, «un mamífero
carnívoro originario de África y
al que no se puede cazar, pese a que lleva
más de 20 años causando graves
perjuicios», declara Juan Bilbao, quien
añade que «Medio Ambiente va a
iniciar ahora un conteo de la población
del meloncillo, tras las numerosas denuncias
de los cazadores y ganaderos».
Para restablecer el equilibrio poblacional
de los zorros, la nueva normativa exige
«estar en posesión de un
carné de controlador de predadores, lo
que requiere una formación
técnica específica».
Además, «sólo se
autoriza un sistema de retención por
cable activado o propulsado como
método de captura, cuyo precio oscila
sobre los 80 euros, limitándose a un
máximo de 35 unidades por usuario
acreditado».
Se trata de obligaciones que
enmarañan el control de las especies
silvestres más dañinas, que
están en el punto de mira de cazadores
que cada vez tienen más difícil
el poder cazar.