Hasta los menos ilustrados en
estos ambientes conocen que Castilla-La
Mancha significa todo un paraíso para
los intereses cinegéticos.
Disponemos en nuestra región de
un amplio número de hectáreas
por donde se mueve la afición, bien
tras las especies menores, -perdiz, conejo,
paloma o liebre-, o la captura de los trofeos de
caza mayor, entre los que se encuentra el
cervuno, los jabalíes, muflones y
gamos. Los cotos de solera se ubican por estos
lares y son cuidados con mimo por una
preparada guardería forestal que sabe
del interés de las escopetas por todo lo
que se mueve etre solanas y umbrías,
con el correspondiente ciclo reproductor que
garantiza la continuidad de estos atributos
venatorios que atraen la atención de
los que se dedican a patear rastrojeras y
pedrizas.
La caza significa puestos de trabajo,
centenares, y de ahí que la
Administración regional promueva la
importancia del sector a través de
congresos, como el celebrado este fin de
semana en Ciudad Real, significando todo un
variado muestrario de lo que conlleva consigo
esta modalidad deportiva que se trasmite de
generación en generación.
Importa que se conozca a todos los niveles que
los cazadores son los más interesados
en cumplir a rajatabla las normas establecidas
en el ejercio cinegético. La
afición ama lo que se cría en
las soledades de serranías y llanuras
abiertas, y observa con fidelidad los
cánones de comportamiento para que
se ofrezca la oportunidad a la pieza de poder
salir airosa del correspondiente lance, si la
puntería de quien aprieta el gatillo no
está en su mejor momento.
Conozco la peticón de abandonar
el coto a una escopeta que se atrevió a
disparar sobre una jabalina rodeada de
rayones, fallando en el intento; y
también de cómo se
criticó a un joven novato por abatir,
aunque estuviera autorizado, a un modesto
cuatro puntas cuya muerte en nada
podía satisfacer al cazador por la
insignificancia de la paupérrima
cabeza. Luego debe quedar claro que esa
afición rigurosa es la que mejor cuida y
vigila los comportamienos cinegéticos y
por ello no se entienden las posibles
críticas que en ocasiones toman como
diana a los que se motivan para integrar un
puesto en la «mancha» o la
pantalla del ojeo a la perdiz. Pero para
descalificar hay que saber antes de qué
va el tema y todavía existe mucha
ignorancia.