Unas 600 personas se reunieron ayer en la lonja de Santoña (Cantabria) para dar el último adiós a Adama Sano, el pescador senegalés desaparecido tras caer al mar el miércoles a ocho millas al norte de Pasajes (Guipúzcoa), y a quien su hermano mayor definió como un hombre «ejemplar, bueno y respetuoso». Tras el funeral, se celebró una procesión desde la lonja hasta la machina sur del puerto.