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Sin movimiento ayer en las redes de Palomeras

Cientos de personas se acercaron ayer hasta el monte Iarmendi de Etxalar, donde se celebraba el Día de Palomeras, una jornada con fecha fija en el calendario para ver la tradicional caza de paloma con red. «Se celebra el tercer domingo de octubre. Normalmente para estas fechas ya se han dado buenas capturas, pero este año de momento las redes no han trabajado mucho. Llevan capturadas 20 docenas de txolomas (paloma zurita) y casi dos de torcaces. De momento el viernes fue el mejor día de pasa», apuntaba el guarda de palomeras Joxe Ángel Goienetxe. Ayer a media mañana entraba una intensa niebla, pero afortunadamente al mediodía volvía a despejar y de nuevo se veían aves en su viaje migratorio. De momento, desde el 15 de septiembre, apostados en el alto de Lizaieta, SEOBirding han contabilizado 3.839 palomas torcaces, 2.937 zuritas y 1.541 milanos reales, entre otras muchas aves.

La caza con redes

Junto a las redes, decenas de personas esperaban bajo las hayas. Sus conversaciones se silenciaban por completo cada vez que sonaba la corneta. Es el aviso de que se acerca un bando de palomas y de que los cazadores no pueden disparar sus escopetas, ya que en Etxalar conviven las redes y los puestos de caza. En ese momento comienza el trabajo en equipo de unos 14 palomeros que de forma coordinada, deben guiar los bandos hasta el collado y conseguir que desciendan. En una especie de semicírculo boscoso hay varias torres o plataformas (también llamadas trepas), ocultas entre los árboles, desde las cuales se agitan los trapos blancos y se grita. Una vez que los bandos están encauzados hacia las redes, les lanzan las paletas de madera pintadas de blanco. Ese es el engaño: las palomas las confunden con el vuelo de los azores y se dirigen a buscar refugio al suelo. En ese momento se topan con las redes, que caen sobre ellas. Ayer por la mañana, a pesar de que la corneta sonó en varias ocasiones, no consiguieron encauzar los bandos. Dos toques de corneta avisan que el bando ya ha pasado y que los cazadores pueden disparar. Los visitantes, ayer por la mañana, no pudieron ver caer las redes ni una sola vez.

En las palomeras de Etxalar, el récord de capturas se remonta a 1944. Aquella temporada se cogieron 1.400 docenas de palomas. Al contrario del resto de la comarca, donde los cazadores esperan con ansia el viento sur que trae los bandos, en Etxalar el viento de componente norte, nordeste o este, es el que ayuda a que los bandos entren por este collado y a que no vean las redes. Esta ancestral forma de caza que también se practica en la cercana Iparralde, es única en la Península Ibérica y muchos quieren conocerla de cerca. Pueden hacerlo gracias a que se ha habilitado un observatorio y se realizan visitas guiadas.

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