Reducir la distancia de seguridad sobre la que se podrá disparar en el futuro era una de las principales reivindicaciones -no la única- que los cazadores habían puesto encima de la mesa para dar su visto bueno a la Ley de Caza.
Por ello, los 200 metros establecidos para las edificaciones en núcleos rurales y urbanos, agroturismos y explotaciones ganaderas cayeron como un jarro de agua fría entre el colectivo de cazadores y, especialmente, en el presidente de la Asociación para la Defensa del Cazador y del Pescador (Adecap), Juan Antonio Sarasketa, muy dolido y disgustado con la postura adoptada ayer en el Parlamento. «Este es un pueblo de cazadores humildes, ¿a cuento de qué viene atacar de esta forma al colectivo? Es una medida que va a hacer inviable la práctica de la caza y que Adecap no va a admitir nunca. Aceptamos que la distancia sea de 200 metros en agroturismos y núcleos rurales, pero no cederemos en nada más», advirtió a DEIA Sarasketa.