El permiso administrativo que el
Ayuntamiento de Langa obtuvo para que dos
galgos abandonados que merodean por el
municipio pudieran ser abatidos, ampliado en
plazos después de que ningún
cazador lograra darles caza, finalmente ha sido
sustituido por una medida menos
drástica: unas jaulas-trampa que
quedaron instaladas este lunes, según
informó a este diario la alcaldesa del
municipio, Clara Isabel Sáez.
De esta forma, el Ayuntamiento de Langa
evita polemizar con las sociedades protectoras
de animales, que hicieron pública la
autorización de la cacería de los
dos galgos, creándose alrededor de
este asunto una controversia de ámbito
nacional.
«No queremos herir sensibilidades,
queremos una solución a un problema
que los vecinos llevan demandándome
ya varios meses», argumenta Clara
Isabel Sáez. Pese a que los dos galgos
abandonados llevan ya «dos años
merodeando por el pueblo», fue
alrededor del «verano» cuando
empezaron a frecuentar «la
carretera» que comunica con el
municipio, lo que generó una gran
preocupación social por cuanto
«cualquier día pueden causar un
accidente de tráfico», explica la
regidora. Precisamente para «evitar que
ocurra una desgracia», el Ayuntamiento
de Langa se dirigió en su día
«al Seprona y a la Junta de Castilla y
León» para determinar
qué soluciones podrían
tomarse, de ahí que obtuviera la
autorización administrativa pertinente
para que los dos canes fueran abatidos.
La denuncia pública de la
cacería realizada este domingo por la
asociación Justicia Animal y la
intervención de Scooby -una
asociación en defensa de los galgos- ha
permitido que, finalmente, este lunes por la
mañana se llegara a un acuerdo entre
las partes para que la caza de los dos galgos
sea sustituida por la instalación de
jaulas-trampa.
«El abatimiento ya sido paralizado,
las jaulas ya están colocadas, se han
puesto a dos kilómetros del pueblo, en
el campo, en un sitio por donde los galgos
suelen merodear», apuntó la
alcaldesa de Langa. Esta medida consiste en
atraer a los perros hacia el interior de las
jaulas trampa introduciendo en ellas
«comida apetitosa», de manera
que acaben cayendo en ellas, explicaron
fuentes de la asociación Justicia
Animal. La idea es que, una vez que los canes
sean atrapados, la Asociación Scooby
se haga cargo de ellos llevándoles a
alguno de los albergues de perros que gestiona
para que puedan ser adoptados.
Ante las informaciones publicadas por
varios medios, la Diputación
negó haber autorizado la batida de
galgos porque no tiene competencia en esta
materia.