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¿Tiene la caza ideología?

¿Tiene la caza ideología?

En los últimos tiempos la caza está muy presente en el debate político-ideológico, algo que en nada beneficia a la actividad, más bien todo lo contrario; considero que llevarla a ese terreno tiene que ver más con los intereses electorales de los diferentes partidos que con el interés general del colectivo. Con esto no quiero decir que haya que sacarla de la esfera política, pues la caza es una actividad esencial para la economía, el empleo, la conservación de los ecosistemas y un factor importante para la fijación de población en muchos de nuestros pueblos, y por tanto de interés para el conjunto de los españoles.

Toda esta controversia, o al menos en los niveles de crispación en que se encuentra, comenzó con la llegada de esa ultraizquierda que iba «a conquistar el cielo por asalto» que, junto a asociaciones animalistas y ecologistas afines, comenzó a redoblar los ataques contra los cazadores criminalizando la actividad, responsabilizándoles de todos los males que sufre la naturaleza, sin comprender que la caza está profundamente arraigada al mundo rural, donde viven millones de españoles, y que con esos ataques también lo estaban haciendo a las tradiciones, costumbres y medio de vida de nuestros pueblos.

Y como toda acción tiene una reacción, ésta vino desde los partidos de derechas. Siendo cierto que siempre han sido partidarios y defensores de la actividad cinegética, alguno de ellos elevó el tono de la defensa con el legítimo objetivo de conseguir el apoyo de un colectivo que se sentía con razón atacado de forma feroz.

Hay que dejar a un lado las batallas de los partidos y centrarnos en lo principal

También ha contribuido a esta situación que la izquierda que nos gobierna en España, abducida por ese ecologismo radicalizado y animalismo furibundo por considerarlo, tal vez, más progre y guay, haya abrazado sus tesis, hasta el punto de que destacados dirigentes piensan -o tal vez no lo piensan, pero lo dicen- que tanto la caza como los toros representan un españolismo trasnochado y antiguo.

Por suerte esa estigmatización de la caza no se da en Extremadura. Los gobiernos que ha tenido, tanto de un signo como de otro, cada uno con sus matices, han considerado la caza como actividad esencial, y a los cazadores como importantes colaboradores en la conservación de la naturaleza sin distinción de ideología ni status social.

Es curioso observar la evolución del proceso. Si miramos unos años para atrás, la caza no estaba mal vista, ni tan siquiera para el colectivo ecologista. Reconocidos conservacionistas fueron cazadores, como Miguel Delibes, Félix Rodríguez De la Fuente y otros muchos que, desde su posición, pusieron en valor la caza como herramienta indispensable para la conservación. Tampoco en el terreno político se cuestionaba que el hecho de ser cazador llevara el sello de una determinada ideología.

Tenemos que dejar a un lado las batallas de los partidos políticos y centrarnos en lo principal, que no debiera ser otra cosa que defender nuestro derecho a cazar, que no nos estigmaticen y transmitir a la sociedad los valores que representamos. En España somos más de un millón de cazadores. Los hay de izquierdas y de derechas porque, por mucho que se empeñen algunos, la caza no tiene ideología, y porque no la tiene, creo que arrogarse la paternidad o patente de la defensa de la caza, y utilizarla como arma arrojadiza contra el que ideológicamente no piensa como tú, es un error que hace daño a todo el colectivo. La caza no puede ni debe convertirse en controversia política entre los cazadores y es que todos los que lo somos, independientemente de la ideología, compartimos los valores que representa: la amistad, la solidaridad y el amor por la naturaleza.

En palabras del gran escritor y periodista Antonio Pérez Henares, que se define como cazador y ecologista, pues no se puede ser una cosa sin la otra, «la mentira sobre la vida salvaje y el medio natural, sustentada ante y, sobre todo, en la ignorancia, ha satanizado la caza y a quienes se atreven a practicarla, añadiendo además criterios de privilegio y clasismo social cuando la inmensa mayoría de aficionados son las gentes sencillas que habitan en el medio rural». Suscribo totalmente sus palabras.

Siempre he estado convencido que en la primera línea de defensa de la caza tenemos que estar los cazadores junto a sus federaciones y asociaciones del gremio. Y con esto no quiero decir que los partidos políticos no la tengan presente en su ideario, pero por favor, que no lo hagan desde la perspectiva de derechas e izquierdas, ni de ricos y pobres. Porque lo que en realidad nos une es la pasión por la caza.

Fuente. hoy.es

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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