Desde que en el año 2001
la Junta de Castilla y León estableciera
medidas cautelares para luchar contra el uso
de cebos envenenados, un total de 28 cotos de
caza ha sido clausurado temporalmente en la
Comunidad tras la aparición de
animales muertos por esta causa.
En Zamora han sido tres los cotos
clausurados por la Administración
autonómica en los últimos
quince años, el de Castropepe en 2007,
el de Bermillo y Villar del Buey en 2010 y el
de Torres del Carrizal en 2014.
Afortunadamente, desde el Seprona se
destaca que gracias a los dispositivos de
vigilancia puestos en marcha en los
últimos años, así como
las operaciones policiales llevadas a cabo y a
las campañas de concienciación,
esta dañina práctica contra la
fauna está comenzando a disminuir en
la Comunidad. El capitán Juan Carlos
Espinosa, coordinador del Seprona en Castilla y
León, destaca que aunque aún
son muchos los casos que se registran y en lo
que va de año se han encontrado
muertos por envenenamiento 58 animales en
la Comunidad, en los últimos
años la situación está
mejorando y tanto la gravedad como el
número de casos se está
reduciendo.
El último, en Valladolid
El uso de cebos envenenados en el medio
natural, que constituye una de las
prácticas más lesivas para la
conservación y supervivencia de
numerosas especies de la fauna silvestre,
muchas de ellas amenazadas y algunas incluso
en peligro de extinción, es una
práctica prohibida por la
legislación vigente, tanto nacional
como autonómica y está
tipificada como delito por el Código
Penal, donde se establecen penas de
prisión de hasta dos años. El
último coto que se ha cerrado en
Castilla y León está en la
localidad vallisoletana de La Pedraja de
Portillo, donde la Dirección General del
Medio Natural de la Junta suspendió el
aprovechamiento cinegético el pasado
mes de mayo después de que desde el
año 2009 aparecieran en el mismo ocho
milanos reales muertos, especie en peligro de
extinción, tres zorros y dos cornejas
negras.