En las últimas semanas, al menos tres sociedades de cazadores de Pontevedra o las compañías aseguradoras han sido condenadas a responder de los daños causados por jabalíes u otras especies cinegéticas.
Estas resoluciones agravan, más si cabe, una situación que ha sido denunciada por estos colectivos y que, a la larga, podría llegar a suponer la desaparición de algún tecor de la provincia.
De este modo, la Audiencia acaba de revocar la sentencia que exoneró en primera instancia a la Sociedad de Caza de Barro por los desperfectos causados en un vehículo al colisionar con un corzo. El accidente se produjo meses atrás, cuando el herbívoro invadió la calzada y un conductor no pudo evitar arrollarlo.
Si en un primer momento el juez de Caldas sostuvo que no existía vinculación entre la conservación del coto y el siniestro, los magistrados capitalinos mantienen que no hay pruebas de que se hubiesen «adoptado las debidas precauciones de conservación». Asimismo, añaden que «tampoco se ha descartado que el corzo procediese» de los terrenos gestionados por el colectivo.
A estos últimos de nada les ha valido alegar que cuando ocurrió el accidente «no era día hábil de caza» o que careciesen de autorización para la captura de ciervos.
Un corzo no es un ciervo
Con respecto a esto último, desde la Audiencia se reconoce que esta circunstancia «sí podría tener relevancia a efectos exculpatorios». No obstante, se desestimó, ya que no consta que «aún siendo el corzo un ciervo pequeño, a efectos cinegéticos y de permiso de caza sea lo mismo».
En el caso de un segundo accidente de circulación -ocurrido en mayo del 2009 en la PO-313 y protagonizado por un jabalí-, se consideró que la responsabilidad última debería haber recaído sobre la Sociedad Deportiva de Caza y Pesca de Marín. Sin embargo, finalmente solo fue condenada una compañía aseguradora, ya que, en un primer momento, se señaló erróneamente a la comunidad de montes de San Tomé de Piñeiro como titular de los terrenos. La realidad es que los comuneros le habían cedido años atrás el uso a los cazadores.
Cada vez es más habitual que este tipo de incidentes se resuelvan en los juzgados, como también lo es el hecho de que se estén ya dirimiendo por la vía judicial bastantes casos relacionados con daños en terrenos agrícolas. Una de las primeras sociedades de caza en ser condenada en la provincia de Pontevedra por los desperfectos causados por un jabalí en un cultivo de maíz es el tecor Pestica.
Asentado en Ponteareas, los magistrados han acreditado que la finca se encuentra dentro de los terrenos gestionados por esta sociedad, así como que resultó dañado el 100 % del cultivo existiendo «vestigios claros de que habían sido causados por un jabalí».