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Un jabalí en Piedras Blancas

Hace ya bastante tiempo que
avistar un animal salvaje por las carreteras de
Castrillón ha dejado de ser noticia.
Sucede con cierta frecuencia, sobremanera en
dos puntos, el ramal de acceso a la variante
desde la glorieta de La Vegona (la de los
barcos) y el entorno de Raíces Viejo.

Lo que ya no es habitual es que un
jabalí se de una plácida vuelta
por el centro de Piedras Blancas.
Sucedió a primera hora de la
mañana de ayer. No era un jabato, sino
un adulto, y llegó hasta los jardines del
Ayuntamiento. 

 

La primera en verlo fue una trabajadora
municipal. Se topó con él a las
siete de la mañana en la misma puerta
del polideportivo y tras recuperarse del
sobresalto comunicó la
situación a la Policía Local, que
solicitó refuerzos a la Guardia Civil.
Quizá también asustado, el
jabalí se refugió en el cercano
solar que se extiende entre las avenidas de
Galicia y Principal. Allí la
vegetación crece a sus anchas y
además hay un pequeño huerto,
con lo que se encontraba como en casa. La
cabra tira al monte, y el jabalí
también. 

 

Los trabajadores y usuarios del instituto,
los clientes de la Cafetería Fa y los
escasos transeúntes que a esas horas,
poco más de las siete de la
mañana, se encontraban en la zona no
salían de su asombro. Aunque algunos
aseguraron que el domingo el mismo animal
ya se había dado una vuelta por la
zona. «Y parece que le
gustó», bromeó
alguien. 

 

Entonces llegaron los agentes de la
Policía Local y de la Guardia Civil,
decididos a obligarle a regresar a su
hábitat. No lo tuvieron fácil. El
jabalí tomó la dirección
contraria y tras cruzar la Avenida de Galicia, la
travesía de la N-632, llegó a
los jardines que adornan un lateral del
Ayuntamiento, con la policía
pisándole las patas. Al final, a base de
espantar, consiguieron que volviese a cruzar la
carretera y se dirigiese hacia campo abierto,
hacia Valboniel, donde le perdieron el
rastro. 

 

Paga el conductor 

 

Anécdotas al margen, la cada vez
más habitual presencia de animales
salvajes en las carreteras de Castrillón,
especialmente jabalíes y corzos, se
está convirtiendo en un problema. Han
provocado más de un accidente, y con
ánimo de prevenirlos la Policía
Local ha instalado señales de
advertencia en los lugares antes referidos,
considerados puntos de paso. 

 

Las señales no solo están
para advertir. En caso de colisión con
un animal salvaje paga el conductor. Es lo que
dice la disposición novena del texto
articulado de la Ley de Tráfico:
«En accidentes ocasionados por atropello
de especies cinegéticas en las
vías públicas será
responsable de los daños a personas o
bienes el conductor del vehículo, sin
que pueda reclamarse por el valor de los
animales que irrumpan en
aquéllas». 

 

Solo hay dos excepciones, que el
accidente «sea consecuencia directa de
una acción de caza colectiva de una
especie de caza mayor» o que se
registre «en tramos con alta
accidentalidad por colisión con los
mismos que no se hayan señalizado
como tal». De ahí viene la
premura a la hora de señalizar muchos
tramos de carretera como de paso habitual de
animales salvajes. 

 

Desde la modificación de la
norma, el año pasado, las aseguradoras
ofrecen cobertura por riesgos
cinegéticos, y para los conductores que
frecuenten Castrillón no está de
más contratarla.

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