Un plaga de conejos ha convertido en un erial las tierras de cultivo que rodean el pago de Valdelafuente y parte de la Cantera en los últimos dos años. Los agricultores de la zona denunciaron ayer que la población de conejos es tan numerosa que no dejan nacer las plantaciones.
En la zona hay más de 15 hectáreas de fincas plantadas de cebada y beza «rasas como el camino» debido a la voracidad de la especie, aseguran.
En estos pagos los conejos han convertido los depósitos de cal traídos de la desaparecida azucarera en huras y en una suerte de hábitat superpoblado en los que no tienen más depredadores que los cazadores cuando decidan descastarlos utilizando hurones. Las madrigueras, incontables, son tan visibles como los excrementos de los roedores y tan numerosos como apreciables las huellas de que se han estado alimentando en las fincas sin dejar apenas nacer la simiente.
Todo el área forma parte de un coto de caza que ahora tiene que renovar su permiso con la autorización de los propietarios. Algunos de estos no solo se oponen sino que están preparando demandas por los daños sufridos en sus tierras. Mientras el coto promete al parecer descastar los conejos, los propietarios no quieren saber nada de la actividad cinegética y responsabilizan a los primeros de la situación que están corriendo sus cultivos. «El año pasado me dejaron las fincas como un camino. Vino el perito y dijo que los daños eran cuantiosos», explica Miguel Ángel Rodríguez, uno de los agricultores afectados por la proliferación de los conejos y por su voracidad que anuncia una demanda contra el coto por los perjuicios económicos sufridos.
La Concejalía de Medio Ambiente confirmó ayer la existencia de sobrepoblación de conejos en esta parte del término municipal benaventano.
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