Los municipios leoneses
integrados en el Parque Nacional de Picos de
Europa podrán seguir cazando en su
territorio hasta el 2020, después de
que la semana pasada prosperara en el Senado
la enmienda del PP a la Ley de Parques
Nacionales para prorrogar tres años
más la moratoria otorgada a estos
espacios para que progresivamente fueran
abandonando la actividad cinegética a
partir 2017.
Aunque en un principio la enmienda no
ponía fecha a la prohibición, lo
que daba carácter indefinido a esta
práctica, la presión de los
grupos ecologistas hizo recapacitar al PP que
finalmente pospone la decisión de
prohibir o no la caza en los parques nacionales
al 2020.
La caza reporta importantes beneficios en
los municipios titulares de los derechos de caza
a través de los cuarteles de
Valdeón, Sajambre y Picos integrados
en la Reserva Regional de Caza de
Riaño. Según la memoria de la
última temporada 2012-2013, en los
terrenos del parque nacional se cazaron un
total de 284 animales, entre corzos, rebecos,
ciervos, jabalíes, zorros y lobos, lo que
supuso unos ingresos de 55.756 euros para el
Ayuntamiento de Oseja de Sajambre y otros
84.425 para el de Posada de Valdeón.
Juntos suman la cifra de 140.181 euros
directos, a los que hay que añadir los
ingresos que la caza deja en la
hostelería de la zona. Según un
informe realizado por la consultora Ecotema,
las casi 1.700 personas que como media
escogen el Parque Nacional de Picos de Europa
para cazar dejan unos ingresos de cerca de
235.000 euros al año en los restaurantes
y hoteles de la zona.
Con estos datos es fácil entender
la defensa de los municipios por mantener la
caza en sus territorios, ya que supone una
actividad que en conjunto puede generar
376.000 euros de beneficios con los que se
genera un tejido laboral del que dependen
muchas familias.
Tanto Posada de Valdeón como
Oseja de Sajambre han defendido con
uñas y dientes su derecho a ejercer la
caza en su territorio, como se ha hecho desde
tiempos inmemoriales. El alcalde de Oseja de
Sajambre, Antonio Mendoza, sostiene que la
caza selectiva y estudiada, como la que se
lleva a cabo en la reserva de Riaño, que
es la entidad encargada de la gestión
cinegética de esta zona, «es la
mejor manera de controlar la población
de este espacio y de prevenir las distintas
enfermedades que como la sarna
podrían llegar a diezmar algunas
especies».
Por su parte, el alcalde de Posada de
Valdeón, Tomás Alonso,
añade además que los recursos
económicos que esta actividad genera
en la zona, y no solo a los titulares de los
derechos de caza sino no a los restaurantes y
hoteles de la zona, «serían
imposibles de indemnizar por parte del
Estado».
En este sentido, los municipios leoneses
pueden respirar tranquilos, por lo menos hasta
el 2020, ya que podrán seguir
explotando sus recursos sin restricciones como
ha ocurrido hasta ahora.
En la otra cara de la moneda está
la muerte de 284 animales en un parque
nacional, algo que para los grupos ecologistas
no se puede consentir. España es el
único país europeo que permite
cazar en los parques nacionales, espacios
dotados de la máxima
protección medioambiental.
También es cierto que Picos de
Europa es también el único
parque de España, y también del
continente, que tiene en su interior
núcleos de población, personas
cuyos único medio de vida está
asociado al aprovechamiento de los recursos
que el propio parque genera.
Por eso los alcaldes denuncian que pese a
los numerosos intentos para suprimir la caza
en Picos de Europa, «nunca nadie, ni
desde el Gobierno ni desde parques nacionales
se han sentado con nosotros para estudiar una
posible indemnización con la que
compensar todos los beneficios que da la caza,
así como un lucro cesante por el cese
de esta actividad», explicó
Tomás Alonso.
Hasta el momento sólo hay un
caso en el que el Gobierno indemnizó a
un municipio por dejar de cazar en el Parque
Nacional de Picos de Europa. Se trata de la
localidad asturiana de Amieva, que
llegó a un acuerdo con el Estado para
deja de cazar rebecos en sus 1.500
hectáreas de reserva a cambio de una
indemnización de 2,4 millones de
euros. Por eso desde León siempre se
ha defendido que la parte proporcional que
tendría que recibir Sajambre y
Valdeón para dejar de cazar corzos,
rebecos, ciervos, jabalíes y lobos en
sus casi 20.000 hectáreas de reserva
sería incalculable e inasumible por
parte del heraldo público.
Un plan selectivo
En el informe de la Reserva Regional de
Caza de Riaño se pone de manifiesto
que la gestión se hace a través
de un plan de caza selectiva. Este plan se
centra en ejemplares «malos y
mediocres», según consta en la
justificación del propio informe, lo que
permite no sólo un espacio vital y una
alimentación más abundante
para los individuos con futuro, sino una gradual
y sistemática selección de la
población, al no permitir multiplicarse
a los individuos con escaso porvenir. Este plan
también permite reducir la densidad de
población, así como contribuir a
equilibrar el llamado sex-radio y la estructura
de población. El informe incide en que
una vez que se ha conseguido equilibrar la
población, es necesario eliminar los
individuos de todos los sexos y edades con el
fin de mantener ese equilibrio. Por eso justifica
que se eliminan los individuos peor dotados.
«Un buen plan de caza es aquel que
elimina los excedentes poblacionales actuando
fundamentalmente sobre los ejemplares peor
dotados», suscribe el informe.
Sin embargo es frecuente encontrar en la
práctica territorios en los que la
única gestión cinegética
que se ha realizado ha sido fijar un cupo anual
de trofeos de macho sin plantear cupos de
caza selectiva que incidieran sobre las hembras
y los machos peor dotados. Esto ha llevado a
muchas poblaciones cinegéticas a una
eliminación sistemática y
gradual de los machos mejor dotados de la
población. Es decir, se ha fomentado
una selección negativa de la
población. Según los expertos,
en lo que se refiere a las hembras el problema
es similar, ya que al no existir un cupo anual
de caza de hembras es frecuente encontrar
hembras muy viejas, en un periodo no
fértil, las denominadas
‘machorras’, así como
hembras de mala calidad. Además el
exceso de hembras provoca una
desviación progresiva del sex-ratio en
su favor, lo que puede originar el
debilitamiento de los machos más
fuertes, ya que tienen que cubrir a un
número mayor de hembras, celos
más largos, y segundos celos que
conllevan partos tardíos que dan origen
a crías débiles que cuando llega
el invierno tienen escasas posibilidades de
sobrevivir.
En resumen, la reserva defiende que una
gestión cinegética racional
deberá quitar más hembras que
machos con el fin de equilibrar el sex-radio, ya
que hay que tener en cuenta que la mortalidad
de los machos es mayor, debido a su mayor
vulnerabilidad como consecuencia del celo,
entre otras causas.
Cabe destacar que en la temporada
pasada un total de 327 animales fueron
hallados muertos por los celadores de la
reserva, al parecer por causas naturales. De
ellos 108 estaban en el parque nacional.