Quizás la situación cinegética actual, me hace echar la vista atrás de la caza ejercida con mi padre, mi hermano y mis amigos allá por los años 80. Caza de verdad, de la de compañerismo a tope. Sentimiento trasmitido de padres a hijos. Éstos, orgullosos del esfuerzo paternal, del que hemos intentado aprender. Sentimientos que calan hondo y que cuando ya uno empieza a pintar canas los recuerda como si se los estuvieran inculcando en este mismo instante.
Días de duros inviernos, de noches en vela, de historias, cuentos y anécdotas difíciles de olvidar. Recuerdos de amigos que ya no están. Cazadores de verdad, de los de quitarse el sombrero.
La verdadera escuela de la caza; me acuerdo de la cuadrilla de Elgeta que aún siguen cazando con sus paralelas en los montes de Guipúzcoa. El difunto Pedro Barandika con su Ruger 44 magnum, que para nosotros entonces era el arma del futuro. Los guardas Fili y Domin. El primero, ex minero, el pobre enfermo de silicosis, apenas podía andar, pero entre sus virtudes poseía un don para los animales. En mi memoria la jabalina que tenía por mascota. Domin, era un hombre parco en palabras, vaquero, conocedor del monte como pocos, y buena persona.
Aquel día que un rayo derribó parte de la torre de la iglesia de Urrez y nuestro viejo LAND ROVER, salió ileso aún estando aparcado en los pies de ésta.
Otra fría mañana que acompañando a mi padre, batiendo los “cobachotes”. Uno de nuestros mejores perros “Sol”, murió de un infarto. Fue de las pocas veces que he visto emocionarse a mi padre, y es hoy el día que se me pone la piel de gallina al recordarlo.
Aquel fin de semana en el barranco grande, que al subir hacía sol y tras una hora nos cayó una nevada, de la que algún amigo sastre de Durango le costó semanas recuperarse.
Aquellas manos con Juantxi a perdices cuando bajábamos del jabalí. Aquellos viajes con nuestra vieja furgoneta, recordando lances y anécdotas.
Esos tiempos ya no volverán y nuestros mayores poco a poco nos van dejando paso, pero al hilo de estos recuerdos debemos de insistir en la verdadera ética de la caza bien ejercida, de la heredada de padres a hijos. LA AUTENTICA ESCUELA DE CAZA.
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