Simplemente porque estamos
acabando con ellas. La Federación
Española de Caza se ha visto obligada a
suspender la final del campeonato de
España de caza menor con perro debido
a la escasez de perdices en el coto elegido
para celebrar este lance cinegético.
La Dehesa Boyal de Los Yébenes,
en los Montes de Toledo -otrora feudo
perdicero- no contaba «con la suficiente caza
como para acabar con la poca madre que tiene
el acotado y no estamos dispuestos acabar con
ella», en palabras del actual campeón
de España, Daniel Marco, que junto con
los otros 19 finalistas se plantó y
trasladaron su decisión al
Comité de Competición de la
citada Federación, que finalmente
optó por suspender el
campeonato.
Nunca antes se había producido un
plante de esta naturaleza, ni tampoco la
suspensión de un campeonato de esta
entidad ante la ausencia de presas. Y aunque
tras muchas reuniones, gestiones e incluso
presiones, la Federación ha ofrecido ya
una nueva fecha y emplazamiento para
celebrar la cacería, las alarmas han
saltado y deberíamos
reaccionar.
Propietarios de fincas y cotos de caza
gaditanos me han confirmado que, tanto la
temporada pasada como ésta, han
tenido que suspender tiradas o reducir las
«generosas manos» que se daban en tiempos
pasados, ante la alarmante reducción
de perdices.
La presencia, número y diversidad
de especies cinegéticas indica, en
muchas ocasiones, la salud de un predio. Pero
el correcto funcionamiento de los cotos
requiere de hábitats saludables que, al
igual que provee a las especies
cinegéticas de hierba, semillas, frutos,
invertebrados e insectos albergue predadores
que mantengan sanas estas poblaciones. El
drástico descenso de perdices,
torcaces, tórtolas o codornices en los
cotos de caza gaditanos quizá tenga
que ver con el excesivo uso de fitosanitarios
en semillas y producciones agrícolas –
así como con la excesiva
presión cinegética en los
países por los que viajan en sus rutas
migratorias, pero esa es otra historia-.
Un reciente estudio científico
muestra el riesgo que supone el uso de los
insecticidas más utilizados para la
siembra de trigo; concluye que son «altamente
tóxicos» a dosis recomendadas de uso
y afirma que tienen, además, «efectos
importantes sobre la salud y el éxito
reproductor» de las perdices y de otras aves
agrícolas expuestas a pequeñas
cantidades del producto.
Sólo con el trabajo y compromiso
conjunto de cazadores, naturalistas y gestores
haremos frente a la amenaza química
que asola campos, contamina ríos y
altera la salud de sus pobladores, en cuya
cúspide de la cadena trófica
aún nos encontramos…
¿por cuánto tiempo?