Perro de caza. El adiestrador Víctor Esandi imparte desde hace más de quince años cursos de adiestramiento
Aptitudes como la obediencia, la muestra firme, el patrón y el cobro tienen que estar muy arraigadas en un perro de caza. El adiestrador Víctor Esandi, junto a su compañero Jesús Barroso, es un reconocido profesional que ayuda a corregir conductas y tratar diferentes trastornos entre los animales que desarrollan cualquier tipo de actividad cinegética.
El auge de los cursos de adiestramiento ha crecido notablemente en los últimos tiempos. Sobre todo, en Euskadi y Navarra. Esandi ve claro el motivo de ese interés: “En el Norte es donde menos caza hay y, además, la población de becadas ha bajado de forma importante. De ahí que los cazadores busquen cada vez más perros especialistas, que no cometan errores y que, aparte de cazar bien, obedezcan en todo momento. Esa es la razón principal de que se apunten a nuestros seminarios”, subraya.
Cada modalidad de caza tiene sus razas favoritas. Tanto por sus aptitudes innatas, como por sus capacidades físicas. Los cazadores que van a la perdiz apuestan por perros muy bien adiestrados, que no se alejen y con un buen cobro. Los becaderos, por su parte, prefieren razas con una muestra perfecta, un perfecto patrón, trabajadoras y que asimilen bien la jerarquía.
Los setter encajan perfectamente en esta última división. “Es la raza por antonomasia de los cazadores vascos”, remarca Esandi. Esto es así porque a los aficionados a la becada les gusta que sean animales con mucha fortaleza, de largo recorrido y con buen pelo para soportar bien el frío y la nieve.
BELLEZA. El pointer no convence tanto en Euskadi. “Es un gran perro de caza que gusta más por Andalucía”. Eso sí, el adiestrador navarro alerta sobre la trayectoria que está siguiendo esta raza, “que ha dejado de ser lo dura que era” debido a las selecciones que se llevan a cabo para que puedan tomar parte en concursos de belleza.
Si hay que decantarse por una raza polivalente, ahí está el bretón. Hacen a perdices, conejos, liebres o lo que se les eche, porque son perros de escopeta y de largo recorrido. Tampoco hay que olvidar dos razas que se están recuperando, como son el perdiguero y el pachón navarro. El primero tiene “un instinto cinegético muy positivo” y del pachón, que ha estado en serio riesgo de extinción, valoran su docilidad y que es un gran cobrador.
CONTENIDOS. En cuanto a los contenidos que se imparten en los cursos de adiestramiento de perros de caza, Esandi destaca que lo primero que hay que analizar en cada ejemplar es su sensibilidad y sus aptitudes. De hecho, quiere dejar claro que, aunque se les puede ir educando desde pequeños, no es conveniente adiestrarles antes de los diez meses. “Cuando tienen poco tiempo se les puede ir enseñando nuestro lenguaje aunque no lo entiendan. Que a través de diferentes tipos de premios sepan qué les queremos decir”.
Los seminarios se desarrollan de marzo a julio a la carta. Cuando se junta un grupo de quince o veinte cazadores, les avisan y conciertan un fin de semana. “Para la gente de Euskadi que esté interesada, que pregunten, que en Zambrana y Coto Valdorba siempre cae alguno”.
Entre otras técnicas, los asistentes aprenden pautas sobre obediencia, muestras, patrones, búsquedas y cobros. Recursos que, a juicio del adiestrador navarro, es conveniente conocer para para saber cómo manejar al animal cuando, por un exceso de pasión o de motivación, no atiende como debería