El proyecto de investigación Aequilibrium, que comparten la Asociación del Corzo Español (ACE) y el Grupo Tagonius estudiará 30 nidos para demostrar que los corcinos son la base alimentaria de las águilas
El estudio que sobre el cambio de hábitos alimenticios del águila real ibérica (Aquila chrysaetos homeyeri) y para censar las poblaciones de corzos (Capreolus capreolus) que están llevando a cabo y el Grupo Tagonius y la Asociación del Corzo Español (ACE), pone en evidencia “que cazadores y conservacionistas pueden hacer cosas muy grandes y trabajar por el bien común”, según el presidente de esta última entidad, Florencio Markina.
Con esta afirmación Markina pone en valor una iniciativa que la asociación que preside, “que está integrada en un 90% por cazadores”, y el Grupo Tagonius, cuya actividad está basada en el conservacionismo, están desarrollando conjuntamente bajo la denominación de Proyecto Aequilibrium, que comenzó a materializarse el pasado año y concluirá en 2019.
Tras dar los primeros pasos en 2017 de modo experimental con una veintena de nidos, el proyecto se amplía este año a una decena más con la misma finalidad de determinar si, tal y como sospechan desde la ACE, los corcinos se están convirtiendo en la base de la dieta alimenticia del águila real ibérica en sustitución de perdices rojas, conejos y liebres.
Markina sostiene que los datos obtenidos durante el pasado año en la investigación ya evidencian ese hecho porque “en el 87% de los nidos que hemos controlado ha quedado demostrado que los corcinos forman parte de la dieta de los pollos del águila”. Sin embargo, también han comprobado que se han alimento de un corzo adulto, lo que resulta algo inusual “porque las águilas no buscan carroña para alimentar a sus pollos en sus primeros meses de vida, sino que los alimentan de carne fresca”.
Para obtener los datos de este estudio de investigación que se está desarrollando en las provincias de Madrid, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Soria y Segovia, los integrantes del grupo Tagonius monitorizan mediante cámaras de fototrampeo cada uno de los nidos, así como las plataformas de ceba de las águilas en las que los padres alimentan a las crías una vez que estas han salido del nido.
Medir, pesar y anillar
Al mismo tiempo que se realiza esta operación que tiene lugar “veinte días después de que el pollo haya salido del huevo”, los técnicos proceden a “medir, pesar y anillar el pollo o los pollos que hay en cada uno de los nidos, y se toman muestras de plumas y de sangre para realizar estudios genéticos en el futuro”, apunta Markina.
La operación permitió el pasado año anillar a un total de 33 pollos de águila, “una cifra que jamás se había logrado en España, lo que de por sí constituye todo un logro para el proyecto Aequilibrium”, sostiene con satisfacción el presidente de la ACE.
Este proceso es aprovechado por los técnicos para “tomar muestras de los restos de presas que hay en el nido y en las plataformas de ceba”. Esos restos son posteriormente clasificados y analizados para determinar cuáles son las especies que sirven como base alimenticia de los pollos.
Los estudios desarrollados durante el pasado año han permitido determinar la hipótesis inicial del trabajo, es decir, “que ha quedado demostrado que el corzo es una pieza clave para el desarrollo de las águilas reales ibéricas”, aunque Markina apunta que resulta necesario refutar esos datos “en un mínimo de tres años para saber si está científicamente comprobado”.
Convenios
La información obtenida en estos estudios de investigación, ofrecerá la posibilidad de llevar a cabo un trabajo genético que permita constatar “si nuestras águilas son iguales que las del resto de Europa o tienen alguna peculiaridad diferente”, señala Markina. Además, los datos recabados permitirán realizar dos o tres tesis doctorales, y en ese sentido se han firmado diferentes convenios tanto con la Fundación Valle de Salar de la Escuela de Ingenieros de Montes de Madrid, como con el departamento de Ecología de la Universidad Complutense de Madrid que realizará otros estudios en torno a la biología de las águilas reales.
El proyecto de investigación Aequilibrium, abordará este año un aspecto que “nos quedó pendiente el año pasado y que consistirá en elaborar censos de corzos en las seis provincias en las que se desarrolla el trabajo”. A lo largo del mes de marzo y la primera quincena de abril, los técnicos están realizando varios recorridos “para calcular los índices de abundancia de la población corzos”.
Aunque también se censarán otras especies potenciales que pueden ser presa de las águilas como la perdiz roja, la libre y conejo, el estudio permitirá comprobar “si las águilas van a los corzos porque se trata de la especie más abundante o porque les compensa por biomasa”, es decir que con un corcino pueden obtener de una sola captura más de un kilo de carne, lo que resulta imposible con otras presas.