El proyecto Life Lynxconnect ha resultado determinante para que el número de ejemplares siga creciendo, que de un centenar en 2022 ha pasado a 1.365 en 2021
Desde que el lince ibérico (Lynx pardinus) fuese clasificado en peligro de extinción en 1986 por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y comenzasen las iniciativas para la recuperación de este felino que por aquellos años sumaba menos de un centenar de ejemplares, se ha pasado en dos décadas a contar con 1.365 ejemplares, según el censo realizado por el Ministerio para Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
La situación ha mejorado sensiblemente, pero la realidad es que el lince “sigue en peligro de extinción, porque en estos momentos contamos con 277 hembras reproductoras y sería necesario que ese número se incrementase hasta las 750 para que la especie pasase a ser considerada como vulnerable”, según señala Laura Buitrago, técnica responsable de Life Lynxconnect, el cuarto proyecto de estas características aprobado por la Comisión Europea para la conservación del lince.
Este proyecto cuya finalidad es la de “conectar todos los núcleos de población de lince existentes actualmente con el objetivo de conseguir una integración metapoblacional que permita garantizar el flujo de genes entre todas las poblaciones de lince ibérico”, reúne a una veintena de administraciones y organismos públicos, así como ONGs y entidades privadas entre las que está incluida la Fundación Artemisan.
Esta iniciativa que comenzó a desarrollarse en septiembre de 2020 con “diferentes acciones de sensibilización y comunicación, de manejo de hábitats, de reintroducciones, selección de zonas de pase,… que se han ido poniendo en marcha poco a poco”, viene precedida de otros proyectos Life que se están ejecutando desde 2002”, apunta Buitrago. A principios de siglo, los pocos ejemplares existentes se ubicaban en las zonas andaluzas de Doñana-Aljarafe y Andújar-Cardeña, donde se concentraron los primeros esfuerzos para su recuperación.
Poblaciones consolidadas
En dos décadas, el incremento poblacional ha permitido la consolidación de poblaciones en diferentes zonas de Extremadura y Castilla-La Mancha, así como en el Vale do Guadiana, en Portugal, y se espera su introducción en 2023 en la Sierra Arana granadina y en la Comunidad de Murcia. Además “Estamos en una situación de crecimiento progresivo de las poblaciones y ya se han visto ejemplares dispersos en zonas de la Comunidad Valenciana y de Catalunya”, apunta Buitrago.
Aunque el reto establecido de 750 hembras reproductoras está establecido para el año 2040, el último recuento realizado deja datos esperanzadores. Casi la mitad de los 1.365 linces censados, 519, están localizados en Andalucía; mientras que 473 se ubican en Castilla-La Mancha; 164 en Extremadura y 209 en Portugal. Estos datos se han hecho realidad debido a “la labor de concienciación desarrollada desde que se diese la voz de alarma, pero también debido a la implicación demostrada por el sector cinegético en su recuperación y conservación gracias a la gestión desarrollada en cotos de caza y fincas privadas, que son el hábitat en el que se ubica la mayor parte de la población de lince ibérico”, subraya la técnica de la Fundación Artemisan.
En este sentido Buitrago destaca que “esos cotos y fincas en las que el lince encuentra las mejores condiciones para su hábitat tiene un papel fundamental, porque su alimentación está basada en gran parte en el conejo de monte y es en esos espacios donde encuentra el alimento que necesita gracias al esfuerzo y al compromiso del sector cinegético. Si no fuese por ellos, la recuperación del lince no estaría en el nivel en el que se encuentra hoy en día”.
Reintroducción en cotos
Ante esa evidencia, la técnica responsable del proyecto Life Lynxconnect considera que “las Administraciones y los proyectos Life deben tener en cuenta al sector cinegético, a los propietarios y a los gestores y no deben dejarlos a un lado, porque es en el coto de caza donde el proyecto avanza, en lo que al hábitat o a nivel de reintroducciones se refiere”. De hecho, estos colectivos aportan sus territorios “para acciones de reintroducción y colaboran estrechamente en el desarrollo de estas iniciativas”.
Aunque el reto final sería garantizar la supervivencia del lince, el actual proyecto de recuperación Life Lynxconnect, que tiene una vigencia de un lustro y concluirá en 2025, pretende sentar las bases para que la especie cuente con las herramientas que le permitan sobrevivir y reproducirse por su propia cuenta y que disponga de la movilidad entre territorios en los que puede acceder a su alimento a través de zonas seguras.
Uno de los aspectos en el que deben incidir las actuaciones inmediatas es el que requiere habilitar zonas que permitan su tránsito libremente, minimizando los riesgos de atropellos. Según el censo realizado por el MITECO, durante 2021 se detectó la muerte de 107 ejemplares de lince ibérico, de los que más de la mitad, el 52%, fueron atropellados, mientras que un 12% murió debido a algún tipo de enfermedad, un porcentaje similar debido al furtivismo y un 4% debido a pelea entre ejemplares. El censo atribuye a razones desconocidas la muerte del 20% restante.
Con esa finalidad y ante la imposibilidad de evitar que el lince atraviese las carreteras, resulta imprescindible intentar reducir la principal amenaza de estos felinos, por lo que se están acometiendo proyectos como la instalación de pantallas o dispositivos acústicos para evitar los riesgos del paso.