Comenzando a saborear los días de pasa

Fue el jueves 7 de octubre el primer día que pude acudir al puesto. En los anteriores había pasado el tiempo construyéndolo, ya que formo parte de un coto nuevo en el centro de Álava, sobre Vitoria, al que Diputación acaba de conceder dos puestos palomeros casi misericordiosamente.

Tras construir el puesto, pintarlo y adaptarlo debidamente para largas horas de espera, llegaba el momento de empezar a disfrutarlo. Aprovechando los primeros días y quién sabe si últimos, de viento sur que traía el mes de octubre, madrugué para ocupar el puesto y esperar que alguna torcaz o malviz prematura decidiese sobrevolarlo.

Comenzó a amanecer la mañana con un viento sur fuerte, y esto hizo que avistase los primeros bandos de palomas, no muy poblados, pero los primeros bandos de pasa. Junto a ellos, de vez en cuando, pasaban parejas de charras, las cuales fueron el único tipo de zorzal que observé aquel día.

A media mañana, cuando dejaron de verse la charras, y mientras observaba una pareja de gansos que pasó poco después de un cormorán, me vi con la sorpresa de tener encima un bando de unas 30 palomas que había aprovechado mi despiste para ponerse encima del puesto sin ser esperadas.

Los dos primeros tiros, nerviosos y precipitados solo propiciaron el desorden en el bando, pero el tercero sirvió para abatir uno de los ejemplares de cola. Fue entonces cuando la mañana de espera dio paso a la de rastreo, en la que junto a Laika, una mezcla de Labrador Retriever y Golden Retriever comenzó la búsqueda del ejemplar abatido.

Debido a la altura a la que venían las palomas, y el desconocimiento relativo de los alrededores del puesto, nos llevó tiempo dar con la primera torcaz de la temporada.

Al día siguiente, viernes 8, y motivado por los avistamientos del día anterior, volví a acudir al puesto, y esta vez lo único que cambió fue el tipo de malviz que se veía. Las charras desaparecieron del mapa, para dar lugar a zorzales alirojos en no mucha abundancia. Los bandos de palomas se sucedían de vez en cuando, sin ser muy numerosos en ejemplares, y esta vez yo creo que fue una torcaz sedentaria del lugar y ajena aún a la pasa la que pude abatir.

Todavía a primeras horas de la mañana tras la torcaz, pasaron algunas malvices sueltas y en pequeñas barras, las cuales dieron un bueno pero breve momento de entretenimiento.

??ste ha sido uno de mis mejores comienzos de temporada de los últimos años, y por lo menos ha servido para retomar la ilusión y darle un voto de confianza a un puesto que construí sin muchas esperanzas por estar muy lejos de los lugares más propicios para la pasa. A su vez, me ayuda a recordar que las grandes capturas no son necesarias para disfrutar de una buena mañana en el monte.