Conferencia enfermedad gusano corzos. «Tiene narices»
Cuándo
El 18/01/2018 desde 19:00 hasta 20:30 (la hora de finalización es aproximada)
Descripción
Miriam Martínez de Egidua
GADEN – Neiker – UPV/EHU
En esta ponencia se presentarán los primeros datos conocidos en Álava sobre la incidencia de la miasis, enfermedad producida por las larvas de un díptero que afecta a las poblaciones de corzo (Capreolus capreolus), el cérvido más abundante de Europa.
Lugar: Ataria
Fecha: jueves, 18 de enero
Horario: de 19:00 a 20:30 h.
Dirigido a: público en general
Nº de plazas: entrada libre hasta completar aforo
Son numerosas las citas de cazadores que al abatir corzos encuentran en sus fosas nasales, cavidad bucal… un tipo de gusano de aspecto blanquecino, tamaño medio y número variable cuyo aspecto es bastante desagradable. Se trata de larvas de un insecto de la familia de los tábanos que en una de sus fases de desarrollo presenta este aspecto. Se denomina Cephenemyia stimulator.
Este gusano fue encontrado por primera vez hace ya más de 5 años en animales abatidos en Asturias y su presencia se parece asociarse a repoblaciones de corzos procedentes de los Pirineos sin el adecuado control sanitario. En la actualidad es un proceso que se encuentra en expansión y está presente ya en animales de otros puntos de la Cordillera Cantábrica, especialmente Galicia, Norte de León, Asturias, Cantabria y País Vasco.
Como apuntábamos, se trata de un gusano que corresponde a una fase larvaria de un tábano que para completar su ciclo de desarrollo requiere la presencia de corzos como hospedador específico y obligado. El tábano en cuestión es una especie frecuente en Centro Europa pero hasta hace relativamente poco tiempo no se habían encontrado citas de su presencia en España.
La bibliografía especializada sobre el tema describe a Cephenemyia en su fase larvaria como un parásito cuyos efectos son indirectos sobre los animales parasitados provocando problemas respiratorios, dificultad para alimentarse… lo que debilita a los corzos y los hace más fácilmente capturables por predadores o sensibles a otros procesos infecciosos secundarios.
Parece además que el efecto aumenta en animales jóvenes y machos, en los primeros por su mayor dependencia y debilidad y en los segundos, sobre todo en época de celo, porque como ocurre con otros grandes ungulados, es un momento de gran estrés, bajada de defensas y, por tanto, mayor susceptibilidad, pudiendo incluso causar la muerte en los casos más extremos.
No existe un tratamiento posible, ni preventivo ni curativo, por la dificultad de gestionar poblaciones silvestres en libertad si bien es fundamental estar atentos ante la aparición de posibles casos, incrementar la vigilancia y control sanitario en el caso de realizar repoblaciones con corzos (y con cualquier especie cinegética) y fomentar la presencia de investigaciones que avancen en el conocimiento del proceso y ayuden a su control.