Cuando se habla de animales en peligro de extinción, el lince ibérico es una de las primeras especies que nos viene a la mente. Con una población que en la última década ha crecido exponencialmente, el lince ibérico se resiste a la extinción luchando hasta el final por salvarse.
Una especie amenazada por el declive del entorno
El lince ibérico es una especie especialmente afectada por las enfermedades del conejo, según advirtió WWF. Las enfermedades hemorrágicas y la mixomatosis que sufren los conejos, además de su sobreexplotación y los cambios del entorno que afectan a su población, azotan directamente al modo de vida del lince ibérico.
Pero los conejos no son el único culpable de la crítica situación del lince, ya que la caza furtiva también afecta directamente a esta especie. Los continuos fuegos en montañas, la sobreexplotación forestal, la agricultura a gran escala, la construcción de embalses o las urbanizaciones en terrenos montañosos destruyen el monte mediterráneo, hogar del lince ibérico, reduciéndo su hábitat.
Tampoco es desdeñable una causa de reducción de la población del lince ibérico: los atropellos. En los años 90 fueron muy habituales los atropellos de linces en antiguos caminos asfaltados. Aunque, actualmente, los atropellos siguen siendo la principal causa de muerte de linces en España.
Imprescindible labor de conservación
La protección del entorno, cerrando carreteras, aumentando la señalización y fomentando los pasos para linces en zonas sensibles es otro punto a tener en consideración. La mejora del entorno, estrechamente relacionada con estas iniciativas puestas en marcha, permite que su hábitat pueda extenderse más allá de los límites actuales.
Al ser una especie afectada directamente por la situación de los conejos, la protección de este animal es otro punto importante en su conservación. Se están controlando a los depredadores de conejos como son los zorros y jabalíes. Los acuerdos para evitar su caza, así como las iniciativas para impulsar su repoblación son también parte fundamental del programa.
Pero si hay algo que ha demostrado su efectividad es la cría en cautividad del lince ibérico. De los 5.000 ejemplares en 1960, según datos de Iberlince y el Ministerio de Medio Ambiente, se pasó en 2002 a 135. Desde entonces, los diversos programas de cría en cautividad han permitido aumentar la población hasta los 404 en 2015.
Actualmente el lince ibérico se encuentra asentado en Doñana y Sierra Morena, en Andalucía. Las principales labores del plan Iberlince se centran en extender estas zonas a las que históricamente han habitado estas especies. Portugal, Extremadura, Castilla-La Mancha y las zonas de Guadalemellato o Guarrizas en Andalucía son algunos de los puntos donde se han liberado ejemplares de lince ibérico y donde se espera pueda asentarse definitivamente.