Nuestros perros están expuestos durante la actividad cinegética a los golpes de calor, las víboras y garrapatas y a las espigas del campo, por lo que necesitan una serie de atenciones antes, durante y después de cada jornada de caza.
Tras una larga temporada sin actividad cinegética, con la apertura de la media veda los perros vuelven a cobrar un enorme protagonismo que puede generar importantes contratiempos si no se tienen en cuenta algunos cuidados mínimos pero imprescindibles. Además de las altas temperaturas de agosto en los campos de Castilla, Aragón, Extremadura y otras zonas cinegéticas que pueden provocar golpes de calor, es necesario prestar atención a la alimentación y la hidratación, a la salud e incluso a las víboras y garrapatas o a las espigas y semillas que se pegan al pelo del perro.
Además de disfrutar de un buen estado físico tras un lago período sin actividad cinegética, en el que deberían haberse realizado entrenamientos de mantenimiento, cuidadores y veterinarios aportan diversos consejos para evitar disgustos. Entre las medidas imprescindibles destacan la buena alimentación, la desparasitación de pulgas, garrapatas y lombrices y, en el caso de que se desplacen a zonas en las que es obligatoria la vacuna antirrábica, que estén debidamente inoculados.
Mantener el perro en forma fuera de la temporada cinegética puede resultar “una tarea muy complicada porque los cazadores no pueden llevarlos sueltos, ya que se arriesgan a ser multados”, critica el adiestrador Víctor Esandi. Antes de cometer el grave error de salir con el perro en mal estado físico, sería conveniente que los perros se entrenen en cotos intensivos o en otras zonas delimitadas para realizar ese tipo de actividades.
Semillas y espigas
También es necesario que antes de reiniciar la actividad cinegética, el propietario “corte el pelo entre los dedos de la patas, por debajo del manto si es de pelo largo y en las orejas”, recuerda el integrante de la directiva del Setter Club de España, Ismael Carro. Y lo mismo debe de hacerse con las uñas, que pueden haber crecido en exceso por la falta de actividad.
La veterinaria Yurema Arbaizar, de la Clínica Veterinaria Ariñez, añade que “si tienen los pelos largos y enmarañados con nudos, es más fácil que las semillas o las espigas del trigo se queden enredadas”. El problema más importante, sin embargo, puede producirse si esas espigas se introducen en las orejas, entre los dedos e incluso en los ojos. “Si entran bajo la piel pueden hacer ‘trayectos’ y, por ejemplo, llegar hasta la parte superior de la pata o a cualquier otra parte del cuerpo. En el caso de la oreja podría romper la membrana timpánica” y otros órganos del oído interno.
Carro añade que “cuando se queda algún ‘pegapelo’ en el pelo del animal, este intentará quitárselo durante la noche, lo que afectará a su descanso y, por supuesto, no trabajará como debiera al día siguiente”.
Entre las atenciones sanitarias más importantes que los canes debería recibir a priori, destaca la de “controlar las almohadillas plantares. Deben estar en buenas condiciones, sin que estén aspeadas”, destaca Arbaizar. Para ello recomienda la utilización de protectores plantares especiales, elaborados con productos naturales en formato de espray o de pomada, “porque algunos perros tienen las almohadillas más blandas y con la paja se les pueden aspear”.
Máxima entrega
La prevención en forma de entrenamiento previo también puede contribuir a reducir el riesgo de que se aspen las almohadillas plantares o aparezcan llagas. Ejercitar al perro sobre superficies áridas o con piedras en las que se vayan endureciendo las almohadillas es un método para evitar la aparición de erosiones e inflamaciones.
“Durante la jornada de caza el perro se va a exigir esfuerzos enormes y va entregarse al máximo porque no sabe dosificarse. Hay que hidratarlos bien desde la primera media hora, sin esperar a que haya estado trabajando mucho tiempo”, apunta Esandi. Para paliar el desgaste propio de la actividad es conveniente aportar recuperadores vitamínicos con el agua y aunque una buena alimentación es primordial no es recomendable darle comida inmediatamente antes de iniciar la tarea.
Aunque puede resultar inevitable que los perros se vean afectados por la picadura de una víbora, por otro tipo de heridas o “por las garrapatas que este año están proliferando más que años anteriores”, Arbaizar recomienda tener a mano un botiquín en el que no pueden faltar los elementos necesarios para realizar las primeras curas e incluso algún corticoide.
Una vez finalizada la jornada el perro debe recibir agua con recuperadores y alimento de alto poder energético. Arbaizar reitera la necesidad de revisar las orejas, los ojos y las patas “inmediatamente después de finalizar cada jornada de caza” con la finalidad de “detectar la posible presencia de ese tipo de elementos y quitárselos” para que, en definitiva, esté en las mejores condiciones en la siguiente jornada cinegética y desarrolle al 100% de sus capacidades.