La climatología y las nuevas técnicas agrícolas fuerzan a esta especie a partir de nuestros territorios en busca de refugio y sustento, días antes de comenzar la media veda
El próximo 15 de agosto da comienzo una media veda en la que los aficionados depositan muchas esperanzas, tras varios años de decepciones. Pero las perspectivas, una vez más, vuelven a ser inciertas. Y no precisamente por la falta de codornices -que se han avistado en abundancia-, sino porque las actuales técnicas agrarias dejan a esta especie sin cobertura ni alimento.
Las aves han aparecido puntuales a su cita en Araba, como ha podido observar Florencio Markina, presidente de la Asociación del Corzo Español. “Después de varios años sin codorniz, este año hemos estamos a tope. Como en toda la meseta hay una sequía espantosa, se han acumulado más al norte donde ha llovido algo más”.
La parte negativa es que la cosecha ha vuelto a adelantarse “casi dos semanas y ha pillado a muchas aves con huevos o pollitos pequeños, así que habrá habido una mortalidad bastante alta causada por la maquinaria agrícola”, explica Markina.
Otra consecuencia de las nuevas técnicas agrarias, como la siembra directa, “es que se cosecha y se lleva la paja inmediatamente para venderla, pues este año se está pagando muy bien. Después se labra la finca seguido y se deja a las codornices sin sitio ni medio de vida”, lamenta.
A las torcaces esta circunstancia les afecta menos ya que no dependen tanto del cereal y viven sobre todo del girasol, que ahora está en su apogeo. Respecto a la tórtola, su problema es que consume malas hierbas -amapolas, cardos- “que ya no existen en el campo a causa de los herbicidas, así que ha bajado mucho su población”.
“Habrá codornices que se queden porque todavía hay plantaciones de girasol y maíz, pero en el cereal será complicado. Da rabia por la cantidad de codornices que había antes de la cosecha, pero se ven forzadas a buscar otro sitio porque aquí no pueden vivir ni criar. La previsión es muy incierta, aunque en los bordes de las fincas, zonas no labradas o regadíos se podrá cazar algo”, vaticina.
PREVISIONES “DIFUSAS”
En Navarra las previsiones son “difusas, por decir algo”, comenta Ángel Remírez, presidente de la Federación de caza de esa comunidad. “Ha habido muchas codornices y, además, hemos podido observar algo muy poco frecuente, ya que entre los días 16 al 18 se ha visto la ‘pasa’, que no se suele dar por aquí”.
También se han podido ver muchos ejemplares en la siega de hierba. “Teniendo en cuenta que el cupo es de solo 10 piezas, creemos que será posible alcanzarlo por la cuenca de Iruña, en la Ribera del Ebro, en el canal de Navarra o en las zonas de alfalfa y regadío”, advierte. Respecto a la tórtola, considera que la especie “no levanta cabeza. Las torcaces se ven algo más”.
En este territorio también se han adelantado las cosechas, “aunque es algo que decimos todos los años. La consecuencia es que se pierde la cobertura vegetal y las codornices se ven obligada a moverse por regatas o acequias, en lugar de las zonas de cereal y rastrojo, que es donde se goza con los perros”.
Las metodologías rápidas de cultivo “nos ponen muchas dificultades para mantener estas especies migratorias que dependen del grano, lo que ha provocado que en Navarra hayan criado poco y mal. Pero la esperanza es lo último que se pierde y en algunas zonas se podrá disfrutar”, comenta.
SIN PAJA NI GRANO
En La Rioja tampoco se han quedado sin ver codornices. “Hace una semana era una gozada, pero en poco tiempo parece que se han ido marchando. La temporada venía de cine y esto parecía un gallinero”, resalta Oskar Hernández Sarabia.
Al igual que en el resto de comunidades, las aves padecen las consecuencias de la ausencia de cosechas y paja. “Hace 10 o 12 años cazábamos codornices la primera semana de septiembre y todavía tenían huevos; ahora es raro que se vean a finales de julio”, recuerda. “Se les quita todo, la paja y el grano. ¿De qué se van a alimentar y dónde van a criar a los pájaros?”.
Por todo ello, Hernández se conforma con “igualar las capturas del año pasado”. “Este año he visto cuatro o cinco polladas por los caminos y hacía mucho tiempo que no veía ninguna, lo que significa que hay codorniz. Esperemos que al final aparezcan”.
EN ‘LO VERDE’
En Burgos no son tan optimistas. “No hay buenas previsiones, excepto en algún reducto en zonas altas o frescas”, anuncia Santiago Iturmendi, presidente de la Federación de Caza de Castilla y León y de la Oficina Nacional de Caza (ONC).
La codorniz “nos ha pasado por encima en busca de frescor y cobertura. Solo queda esperar a la repasa y que caigan 4 chaparrones para que se muevan un poquito”. Las que sigan por la provincia “habrá que buscarlas en ‘lo verde’: arroyos, linderas… que es el hábitat donde las vemos actualmente en lugar de en los rastrojos, que es donde siempre solían estar”.
La tórtola “no está en sus mejores momentos, con un claro descenso de las poblaciones; aunque el año pasado se vio un poco más de lo normal”. Por el contrario, la torcaz está viviendo una explosión demográfica brutal, no ya en las zonas urbanas donde empieza a ser plaga, “sino que hay un montón en todas partes y proporcionará buenas jornadas a la gente que sabe cazarla”, zanja.