Dos guardas privados de Álava han sido denunciados por matar un corzo macho y abandonar su cuerpo tras cortarle la cabeza. El acto de furtivismo ocurrió el pasado día 14 en un coto de Manzanos cuando los propios cazadores sorprendieron a los guardas y dieron aviso a un guarda forestal de la Diputación y a otro guarda del acotado, que pudieron confirmar los hechos. Se ha abierto expediente sancionador contra los furtivos con el agravante del puesto que ocupan para salvaguardar las leyes.
El período de veda en Álava impide cazar en estos momentos cualquier animal excepto al corzo macho en la modalidad de rececho. El servicio de Caza y Pesca del departamento de Agricultura de la Diputación se encarga de entregar los permisos correspondientes y el precinto que debe colocarse a la cabeza del animal. Pero siempre hay quien se salta los reglamentos administrativos y las normas de caza. El hecho se agrava cuando son los responsables de velar por el cumplimiento de la ley los que se convierten en furtivos. Esto es lo que, supuestamente, ha ocurrido en Álava.
Según ha confirmado El Correo, se acaban de presentar dos denuncias ante la institución foral contra sendos guardas rurales de coto (seguridad privada de los cazadores) por matar sin permiso a un corzo macho y abandonar su cuerpo en el monte después de cortarle la cabeza, o sea, el trofeo que se persigue en estos lances.
El hecho ocurrió el pasado domingo 14 de mayo en el coto de la localidad de Manzanos (Ribera Baja). Según ha podido saber este diario, cazadores de esta reserva avisaron a un guarda forestal de la Diputación y a otro guarda rural de coto de la actuación ilegal de dos individuos que habían matado a un corzo sin permiso. Tras llevar a cabo un seguimiento los dos agentes, que contaron con la colaboración de los Miñones, comprobaron efectivamente los hechos. Los furtivos, tras matar al ungulado, se habían llevado la cabeza, que es la pieza que suele tener más valor entre los aficionados, y habían abandonado el resto del cuerpo en una zona boscosa.
Como consecuencia de estos hechos, se han presentado por parte de los cazadores del coto que dieron la voz de alarma una denuncia contra estos dos individuos. La otra demanda ha partido de otro guarda forestal vigilante de coto.
Expediente sancionador
La Diputación confirmó los hechos y que se ha abierto un expediente sancionador. Los infractores, en este caso, se enfrentan a fuertes sanciones administrativas que deben ser ratificadas a lo largo de un procedimiento habitual. Los cazadores autorizados tienen la obligación de colocar un precinto o crotal en la cabeza del animal, algo que se habían saltado los dos furtivos.
Si el instructor del caso considera que se trata de sanciones graves las multas van de un mínimo de 501 euros a 2.000 y la anulación de la licencia e inhabilitación para obtenerla por un período de entre uno y tres años. En este caso se sumaría el agravante por el puesto que ocupan en la salvaguarda de las leyes.
La norma de caza de este año establecía un cupo de 720 machos y 720 hembras en los diferentes tiempos hábiles a lo largo de 2017.