Este año
se han visto pocos
pájaros a partir del
21 de septiembre y no se ha
cumplido el dicho popular de
«en San Mateo
zorzales veo». La
llegada de este ave
migratoria procedente de
Centroeuropa y los
países del Este ha
sido esta temporada muy
escasa debido al frío
tardío.
El zorzal emigra cuando
percibe que las nevadas
están cercanas y que
se quedará sin
alimento en los
países donde pasa
buena parte del año.
Es cuando empieza a llegar a
España. Pero el caso
es que este año ha
sido uno de los más
calurosos en el continente
europeo de las
últimas
décadas, por lo que
los expertos no saben
cómo ha podido
influir en su
reproducción y en su
instinto que le hace
emprender el vuelo en busca
de climas más
cálidos.
Este año puede
buscarse una excusa en el
frío tardío.
Pero no es la primera
temporada floja de zorzales.
Que no hay pájaros
en el campo lo confirman los
propios cazadores. Si el
año pasado en una
tirada podían abartise
diez «este año
sales y te traes dos o tres, si
tienes suerte y no vienes de
vacío»,
señala Antonio
Moreno, un cazador
experimentado y aficionado a
esta especie. Entonces,
¿cuáles son
las causas que justifican la
escasa presencia de estos
pájaros en el campo?
El decano del Colegio de
Veterinarios, Antonio Arenas,
señala que el clima
influye en los hábitos
de las especies migratorias y
apunta a otro factor para la
disminución de la
población: su caza
intensiva.
«Antes
había muchos
zorzales y pocos cazadores,
pero en los últimos
años se ha cazado con
intensidad en los lugares de
paso», indica Arenas.
Este experto señala
que las aves migratorias
viajan en «grandes
bandos familiares» y
las especies mayores
guían a los
ejemplares más
jóvenes hacia los
lugares donde cada
año pasan el invierno.
El problema está
«cuando nos cargamos
a las poblaciones que
venían
aquí», indica
Arenas, quien muestra su
fascinación por el
misterio que supone que las
aves migratorias aniden
allí donde han nacido.
En España tienen su
hábitat las especies
de zorzal común,
real, charlo y alirrojo.
Y hay otra circunstancia
que hace que los cazadores
no puedan abatir a esta
especie como quisieran. El
decano de los veterinarios
señala que «los
pájaros
aprenden» y cuando
ven que su especie peligra
modifican su
comportamiento. El zorzal ha
sido siempre un ave que ha
anidado en el monte y ha
tenido sus comederos en
olivares o lugares
más sombríos
y húmedos.
Dormía en un sitio y
comía en otro. Pero
eso ha cambiado.
«Ahora no se mueve
del monte, donde anida y
busca su alimento»,
matiza Arenas. Así,
quienes tradicionalmente se
han apostado en los sitios de
paso de este ave para su
caza ya no los ven.