El jabalí, valiente y peligroso
Por suerte o por desgracia el jabalí ha colonizado prácticamente toda la península y son pocos los lugares donde no haya creado problemas: accidentes graves de carretera por colisión, daños en la agricultura y ocupación de algunos lugares en determinadas ciudades. ¿Los motivos de esta situación? Una superpoblación fruto del abandono del medio rural con lo que ello conlleva de cerramiento del bosque. Un medio rural dejado de la mano de Dios por una administración insensible con todo lo que no suene a urbano. Afortunadamente los cazadores han popularizado su caza aunque en muchos lugares es insuficiente por la falta de colaboración de muchos dirigentes políticos temerosos de enfrentarse al colectivo de animalistas que pretenden que los animales campen por sus reales. Un serio problema de consecuencias imprevisibles si se siguen manteniendo algunas reservas donde la práctica de la caza de este animal está prohibida por ñoñerías y sentimentalismos absurdos. Conviene tener muy presente que el peligro que puede generar un macho de 80 o más kilos nada tiene que ver con la imagen que transmiten en las ciudades cuando las hembras irrumpen con las crias. Las historias sobre cazadores heridos y muertos son innumerables y reflejan a la perfección el peligro que encierran. A los jabalíes mejor dotados se les descubre por sus colmillos. Algunos ejemplares llegan incluso a disponer de colmillos de 3 centímetros de grosor y hasta 27 centímetros de longitud una vez extraídos. Son de una gran dureza y están dispuestos en una forma parecida a las de los elefantes y, aunque estén situadas en un lugar diferente a las astas de los toros, embisten de una forma bastante similar, de abajo a arriba, con el gravísimo problema que ello conlleva. Normalmente lo hacen entre la entrepierna, donde un pequeño corte puede afectar a la femoral y generar la muerte en unos minutos. Por el contrario a un cuerpo tendido en el suelo, el jabalí no puede producirle heridas profundas aunque sí de gran extensión. Ahora bien, a mayor altura, como sucede cuando ataca a los perros, sus embestidas son generalmente mortales, ya que la curvatura ascendente de los colmillos no supone ningún obstáculo para que lo jabalíes los hundan en toda su longitud. El jabalí es uno de los animales silvestres más valientes cuando se le hiere, se interpone en su camino o se le obliga a abandonar su encame. Lo mismo se revuelve contra los perros que en un caso hipotético contra un tigre o un león. Por eso en las batidas, las grandes emociones las reciben los batidores. Permítanme un consejo para terminar. Llegado el caso de que un jabalí de tamaño considerable se adentre en un pueblo o ciudad, conviene no interferir en su camino en un intento de sacarle de la zona y mucho menos darle de comer. Insisto, es un animal muy peligroso e imprevisible. Ya se ocupará de él la policía.
CREO QUE MUCHO MAS DAÑOS CAUSAMOS LOS HUMANOS…