Las víctimas son terneros y ovejas que pastan en corradas ubicadas al lado de las casas
«De una oveja de Pedro solo dejaron el espinazo», relató el alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo, para dar cuenta de lo que está pasando en el pueblo con los lobos. Cuatro ataques a ganado en cuestión de cinco días. Las víctimas: terneros y ovejas con sus crías propiedad de cuatro ganaderos distintos. Ataques que, además, no se están dando en el monte, sino al pie de las casas, en corradas ubicadas en pleno casco urbano y en las propias cuadras. Entre los vecinos hay miedo y entre los ganaderos, indefensión.
Mucho se habla en los últimos días de la presencia, cada vez más próxima, de los osos pardos en los pueblos de Laciana y el Alto Sil, pero el daño que hace el lobo es mayor, no solo porque sus ataques suelen terminar en muerte o daño irreversible a los animales que eligen como presa, sino porque salvo que exista un seguro privado, la administración no cubre las pérdidas provocadas por él.
Cerca de 200 euros de factura al veterinario es lo que ha tenido que pagar, de inicio, el primer ganadero afectado por los últimos ataques. Fue durante la noche del pasado viernes con el resultado de dos terneros malheridos. «No los mataron porque estaban con las vacas y ellas los defienden», aseguró el propietario de las crías, que pasaban la noche en una finca localizada en las inmediaciones de donde tiene la nave con el resto de la cabaña ganadera. No han muerto pero la carne —destinada a la venta— ya queda marcada y los propios terneros también, lo que dificulta acercarse a ellos para hacerles las curas.
Indignación
«Al lobo lo estamos engordando nosotros con nuestros animales y nadie cubre las pérdidas»
Menos suerte han corrido otros vecinos del barrio de La Estación. Ellos han tenido que sacrificar al animal que fue presa de las fauces del lobo ante la gravedad de las heridas sufridas. Los lobos lo atacaron por la parte de atrás, comiendo todas las partes blandas. Tampoco el propietario de varias ovejas que pastaban en El Barrio, también en el casco urbano de Páramo del Sil, consiguió librar una oveja y una cría. De la primera, como explicó el alcalde, solo quedaron las costillas y el espinazo.
La última fechoría de los lobos en Páramo se produjo durante la noche del martes en la propia finca donde está la cuadra con otro rebaño de ovejas no muy lejos de donde tuvo lugar el ataque a los dos terneros que lograron sobrevivir, en una zona conocida como El Lao que, además, es muy frecuentada por los vecinos como zona de paseo. Aquí atacaron a una oveja que murió.
«A los lobos los estamos engordando los ganaderos con nuestros animales», se lamentó el propietario de la última oveja muerta, que pidió soluciones a la administración para evitar que sucesos como estos se sigan produciendo sin que nadie cubra las pérdidas ocasionadas por los lobos. «Los estamos manteniendo nosotros y no se pagan los daños», insistió visiblemente enfadado, al igual que el resto de afectados por la impotencia que sienten.
Lo que está pasando en Páramo del Sil ya pasó en Palacios en la recta final de la primavera. Los dos municipios vecinos del Alto Sil están acostumbrados a convivir con animales como el lobo y el oso pardo, pero no con el volumen actual de población y, desde luego, no tan cerca de las casas. En el monte, durante la época en la que el ganado pasta en la sierra en los meses de verano, siempre se han dado ataques y ha habido pérdidas, pero ahora la situación es más grave, a escasos metros de los cascos urbanos y a plena luz del día. En Palacios del Sil, los últimos ataques de lobo fueron en mayo, con diez ovejas y tres potros muertos.
Fuente. diariodeleon.es