La recién creada Fundación Caza Sostenible y Biodiversidad (FUNCASBIOD) ha presentado el primer ‘Estudio de impacto socioeconómico de la actividad cinegética en el País Vasco’. Entre las principales conclusiones, destaca que la caza genera unos 300 millones de euros cada año en conceptos que van desde las distintas licencias administrativas o el cuidado de los perros a equipamiento y material o desplazamientos y restauración. De media, cada cazador gasta 4.726 euros anuales.
Al acto de presentación, celebrado en el Palacio Miramar de San Sebastián, acudieron los patronos de la Fundación, encabezados por su presidente Miguel Lazpiur, así como autoridades del Gobierno Vasco (Bittor Oroz, viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria; y Asier Arrese, director gerente de la Fundación HAZI), y de las Diputaciones de Gipuzkoa, Bizkaia y Araba, entre otros.
El estudio, que ha supuesto un trabajo de casi medio año, revela que el colectivo agrupa a más de 60.000 personas con licencia de armas de uso deportivo en Euskadi. De ellos, entre un 60% y un 65% se moviliza cada año para practicar esta actividad: algo más de 38.000. De este colectivo, el 43% caza exclusivamente en el País Vasco, mientras que el 57% restante lo hace también en otras comunidades.
Por territorios, Gipuzkoa es el territorio donde más aficionados practican la caza (16.563), con el 45,1% del total de la comunidad autónoma, mientras que en Bizkaia suman 12.496 (el 34%) y en Álava suponen el 20,9%, con 7.696.
Además, en Euskadi cobra mucho peso el colectivo que, además de poseer la obligada licencia, también está federado. Hay 380 asociaciones y clubes deportivos, con 17.685 personas inscritas en las federaciones. En este caso, por territorios Gipuzkoa tiene 12.637 federados (el 71% del total), por 2.994 de Bizkaia (el 16%) y 2.054 en Álava (un 11%).
De esta manera, la caza ocupa la quinta posición en Euskadi en cuanto al número de licencias federativas, solo superado por el baloncesto (34.826), la montaña (31.222), el fútbol (29.694) y el golf (18.463). En Gipuzkoa alcanza el segundo puesto, solo superado por la montaña.
La caza tiene especial incidencia en el ámbito rural, y hay un buen número de municipios donde este colectivo supera el 10% de toda su población, como en el caso de Gaintza en Gipuzkoa (más de 24%), Kuartango en Álava (el 15%) o Amoroto en Bizkaia (11%). En términos generales, el colectivo cazador representa el 1,6% de la población vasca, por debajo de la media española (2,3%) y lejos de países nórdicos como Noruega (4,8%), Suecia (3,2%) o Dinamarca (3,1%).
El estudio ha confirmado que la práctica de la caza se hace de forma continuada a lo largo de la vida y en un marco de relación y de relevo generacional marcadamente familiar.
De los 300 millones de euros que genera la actividad cinegética vasca cada año, 250 millones se quedan en Euskadi, mientras que se emplean casi 50 millones en acudir a otras comunidades. Tan solo 3,7 millones van a parar al extranjero.
La caza en Euskadi ayuda al mantenimiento de 1.842 empleos, de ellos 1.410 son dentro de la propia comunidad autónoma y otros 432 fuera del País Vasco.
Miguel Lazpiur, presidente de FUNCASBIOD, ha resaltado que desde la Fundación se quiere adaptar la caza a la sociedad actual, “sensibilizando al colectivo de los cambios que se exigen de forma que estos permitan actualizar la percepción social de la caza, para que ésta perdure en el respeto y la conservación del medio natural”.
Por su parte el viceconsejero Oroz ha destacado “la importante vinculación que tiene la caza con el medio rural, un sector estructurado que aporta empleo y riqueza en Euskadi y que además contribuye al desarrollo sostenible y al mantenimiento del entorno rural vasco”.
Un estudio de este tipo es la primera vez que se realiza en Euskadi. Coordinado por la empresa Ikertalde, ha contado con la colaboración de más de medio millar de aficionados, además de administraciones y empresas, permite conocer mejor la repercusión de esta actividad y abrir foros y diferentes líneas de trabajo para reforzar la gestión sostenible de esta práctica. En paralelo se está poniendo en marcha una ‘Caza 4.0’, en línea con los nuevos tiempos y que incluye guías de buenas prácticas para favorecer la figura del cazador responsable y respetuoso con el entorno.