El respeto en la caza. Es evidente que el fin principal de toda cacería o gancho es la captura o muerte del animal motivo de persecución. Para ello un número importante de cazadores con sus perros de desplazan, incluso de víspera, para preparar a conciencia todo el entramado logístico que requiere la operación.
Estudio del movimiento de los animales en la zona, colocación de puestos y modo y manera de efectuar las sueltas a la vista de las características del terreno y condiciones del viento, son algunas de las actividades a realizar.
Llega el día señalado, cada cual sabe perfectamente lo que tiene que hacer hasta el momento del disparo. Se dice a menudo entre cazadores que las piezas de caza mayor valen o tienen importancia mientras están vivas; una vez muerta son solamente carne, exceptuando lógicamente el trofeo, bien los colmillos y amoladeras en el caso de los jabalíes o la cuerna en los cérvidos.
Posiblemente con esta aseveración se pretenda dar a entender a los profanos que el fin nunca es la carne sino el lance y lo que conlleva. Añadiría que los animales una vez abatidos deben ser considerados con el mismo respeto que lo fueron antes de ser capturados.
El afortunado cazador que haya matado alguna pieza debe ser el primero, una vez terminada la cacería, en proceder a aviar la misma. Una vez limpia y descuartizada se distribuirá entre los participantes para su total consumo. Es lo menos que, por respeto hacia el animal, se debe hacer. Eso de cortarle la cabeza y dejar el cuerpo en el monte, personalmente no lo he entendido nunca como propio del que por cazador se tenga.
Otro tanto sucede con los animales que se marchan heridos. Normalmente no se les presta toda la atención y esfuerzo que merece la captura de un animal que va a sufrir, en el mejor de los casos, una agonía considerable y del que, por falta de conocimientos o voluntad del cazador que está en el puesto, no se materializa el cobro. A todo animal al que se le ha disparado, y una vez terminada la cacería, debe obligatoriamente pisteársele 200 o incluso 300 metros aunque parezca que no se le ha tocado por si da sangre, esquirlas o pelos. Para ello, nada mejor que conocer las señales que dejan el tiro cuando ha sido eficaz y el lugar del cuerpo en que ha impactado.