El sector cinegético, al rescate de las aves migratorias
Asociaciones del mundo de la caza, investigadores y científicos han puesto en marcha diversos programas colaborativos que realizan un seguimiento de la población de las aves migratorias y que dibuja la situación de estas especies en nuestro país
Durante siglos, el cambio de estaciones ha venido marcado por los movimientos migratorios en el cielo. Distintas especies de aves recorren cada año cientos o miles de kilómetros cuando llega el frío o cuando la primavera está a punto de dar paso al verano. Un movimiento marcado por el instinto y que, en las últimas décadas, está experimentando variaciones.
El cambio climático y la destrucción de ciertos hábitats y zonas de anidamiento están alterando los movimientos migratorios. Estudiar sus movimientos y realizar un seguimiento de la evolución de la especie puede darnos pistas de cómo está cambiando el clima y, además, conocer y cuidar a la población de estas aves. Una labor que realiza muy de cerca el sector cinegético, ya que los cazadores son los principales interesados en conservar las poblaciones de estas especies.
Los propios cazadores aportan la información a través de una app llamada CensData
Bajo esta premisa de control y protección, Fundación Artemisan ha puesto en marcha el Observatorio Cinegético, un proyecto colaborativo que registra, en tiempo real, los movimientos de las distintas especies cinegéticas migratorias. Son los propios cazadores quienes aportan la información a través de CensData, una app en la que se introducen los datos sobre la dinámica poblacional de las especies. Todos esos datos están disponibles para consulta en la página web del observatorio y se puede hacer un seguimiento exhaustivo de cómo van evolucionando a través de una especie de censo. “El observatorio transforma, en una base de datos, los censos que los cazadores hacen en sus cotos privados. Con toda esta información se puede evaluar la situación de las especies a gran escala”, explica el doctor Carlos Sánchez, investigador de Fundación Artemisan.
La fundación, de la mano de investigadores y otros miembros del sector cinegético, está multiplicando su esfuerzo para poner en valor el trabajo de custodia del territorio del sector cinegético. Todo ello desde un punto de vista colaborativo para comprender cuál es la situación de las especies y cómo realizar una caza sostenible.
PLANES ESPECÍFICOS SEGÚN ESPECIES
España es uno de esos países de paso que ven cómo la población de aves varía en función de la estación y marca así también las temporadas de caza. Las codornices y tórtolas comunes, por ejemplo, crían en España durante la primavera y verano; mientras que los zorzales, becadas y aves acuáticas escogen la Península Ibérica para pasar el invierno. Ante esta variedad de especies, se han puesto en marcha distintos planes de investigación, análisis, control y protección. Todos ellos, también colaborativos.
Uno de esos es Coturnix, un programa financiado por la propia mutua de cazadores, mutuasport y coordinado por la Universidad de Lleida y en el que participan Fundacion Artemisan y Real Federación Española de Caza, que se encarga de vigilar los movimientos de las codornices. Su población, tal y como explican desde Fundación Artemisan, fluctúa de un año a otro debido a las prácticas agrícolas y la climatología. Por eso, la recogida de datos es muy importante para que la caza sea sostenible. Los cazadores voluntarios “recogen datos y crean una cultura cinegética que permite valorar el estado de conservación de la codorniz” para que “a través de planes anuales de caza” se pueda llevar a cabo “una gestión sostenible de la población”, detalla Jesús Nadal, catedrático universitario.
Además, desde 2018, se desarrolla el Plan Integral de Recuperación de la Tórtola Europea (PIRTE), un proyecto de Fundación Artemisan y en el que también participa la Junta de Extremadura y que lleva a cabo un censo de las tórtolas comunes y promueve la caza y la gestión para poder controlarlas o incrementarlas. Según explica el doctor Gregorio Rocha, de la Universidad de Extremadura, “en los lugares donde se ha llevado a cabo una gestión de mantenimiento y control de las tórtolas se ha visto que aumenta el éxito reproductor y es posible llegar a doblar la puesta”.
En cuanto a migratorias invernantes, el Delta del Ebro ha sido protagonista de un proyecto de monitorización de las aves acuáticas donde la administración autonómica, técnicos del parque natural y cazadores han sido capaces de trabajar para conseguir un modelo de caza sostenible.
IMPLICACIÓN DE LAS ADMINISTRACIONES
Pero todos estos estudios, advierten desde la fundación, no son suficientes si no hay un respaldo desde las administraciones públicas, ya que son estas quienes tienen competencias en materia de conservación de las especies y de sus entornos naturales. Por eso, Fundación Artemisan pide que se lleve a cabo una reforma de la normativa de caza y, sobre todo, unificar los criterios de gestión. Una política común para todo el territorio que no dependa de la comunidad autónoma.
Fundación Artemisan pide una reforma de la Política Agraria Común (PAC) y de la normativa de caza
De la mano debe ir, según Fundación Artemisan, una reforma de la Política Agraria Común (PAC), dado que la rentabilidad agraria ha dejado de lado la protección y conservación de la biodiversidad y, por tanto, perjudica a los movimientos migratorios. Ven en la reforma de la PAC una oportunidad para “desarrollar políticas conservacionistas y para incluir medidas agroambientales que puedan beneficiar a estas especies”.
Para Fundación Artemisan, los cazadores y gestores son los primeros en reconocer los problemas y proponer soluciones, un desafío al que están respondiendo miles de cazadores y gestores en toda España. Ahora, dicen, es el turno de las administraciones para que con todos esos datos que recaban de manera colaborativa puedan poner en marcha políticas de protección de las especies cinegéticas migratorias.
Fuente. elmundo.es