La captura de pájaros silvestres en el campo para cuidarlos y adiestrarlos en el canto dejará de ser un pasatiempo para convertirse en tarea de profesionales. Una estricta normativa de la Unión Europea establece una drástica reducción de capturas y las reserva a los criadores, por lo que quienes quieran continuar con esta actividad deberán registrarse como tales y cumplir con los requisitos exigidos.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha exigido a las comunidades autónomas que le envíen los registros de criadores para el día 29 de este mes. Después establecerá para cada territorio los cupos de capturas de jilguero, pardillo, verderón y verdecillo.
Se trata de aves protegidas, pero el artículo 9 de la Directiva de Aves 2009/147/CE establece algunas excepciones para su captura y tenencia. Dentro de ellas se enmarca la afición al adiestramiento y crianza de estas fringílidas.
Desde la sociedad La Lubina de Deba aclaran que estas actividades se desarrollan ya bajo un control muy riguroso tanto en Gipuzkoa como en Áraba, a diferencia de otros territorios y comunidades, y lamentan que al endurecerse las condiciones «paguen justos por pecadores». El objetivo es que la cría de pájaros se realice solo en cautividad a fin de extraer lo mínimo de la naturaleza. Hasta que eso sea posible «se permitirá capturar lo menos posible, justo lo suficiente para renovar las parejas y evitar consanguinidades».
La cría en cautividad, difícil
Los requisitos de tenencia de animales también serán más exigentes, así como las inspecciones. Será obligatorio mostrar a los guardas los locales de crianza para comprobar que tanto las aves como el lugar donde permanecen reúnen las debidas condiciones de salubridad.
En principio se piensa dar unos años de prueba a esta nueva forma de crianza. En otras comunidades autónomas ya se cría en cautividad y se observan dificultades derivadas de la propia naturaleza silvestre de las aves, muchas de las cuales no se adaptan a la vida en las jaulas. Lo que se hace en estos casos es devolverlas al bosque.
Los silvestristas se dedican a la mejora de las aptitudes cantoras de las aves y la ampliación del espectro cromático de su plumaje. Estas mejoras se consiguen cruzando los ejemplares más aptos o hibridando especies muy similares genéticamente para después adiestrarlas en las técnicas cantoras.
La captura la gestionan las federaciones y de la cría en cautividad se encargan las sociedades ornitológicas. La caza de hembras está prohibida y son los jilgueros, pardillos, verderones y verdecillos machos los que se cruzan con hembras de otras especies. El cruce se realiza en primavera, época de celo.
CAPTURA DE HEMBRAS. Si en lo sucesivo la cría se va a realizar solo en cautividad, las sociedades ornitológicas creen imprescindible disponer también de algunas hembras de estas especies. Según señala Aitor Babón desde la sociedad ornitológica Buenos Amigos, se lo han planteado a la Diputación, que les ha pedido que presenten un proyecto de cría en cautividad.
Babón considera que experiencias en otros lugares demuestran que este objetivo es muy costoso porque «los resultados no se ven hasta después de bastantes años porque hay que buscar los ejemplares adecuados y después esperar hasta que se acostumbren a la cautividad», señala.
Para la participación en los certámenes de canto y belleza será también obligatoria la adquisición del ejemplar a un criador. Los concursantes deberán demostrarlo documentalmente.