El uso de la munición de plomo no repercute en las aves cinegéticas.. Así lo ha demostrado un estudio llevado a cabo por la Federación Sectorial Armera, en la que se justifica que la utilización de munición de plomo para la caza tiene una repercusión mínima o irrelevante en especies como la perdiz roja, la paloma o la codorniz
La Federación Sectorial Armera (FSA) ha presentado el estudio realizado por la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Murcia titulado “Incidencia y repercusión sobre las aves cinegéticas no acuáticas por aporte de perdigones de plomo al medio ambiente”, en el que también han participado distintas federaciones de caza y sociedades de cazadores. Con este estudio, se demuestra que no existe base científica que justifique la prohibición de la munición de plomo en la caza.
Los resultados han demostrado que los perdigones de plomo prácticamente no tienen incidencia en el medio terrestre y sobre las especies de caza no acuáticas. Esta extraordinaria noticia para todos los cazadores se convierte en un punto de inflexión con respecto a las presiones, críticas y amenazas de distintos sectores anticaza y algunas administraciones que querían prohibir el uso de esta munición en la actividad cinegética por su contaminación.
El resultado de la investigación se ha presentado este jueves, 13 de junio, en la sede de Asaja, en Madrid, y ha concluido con la siguiente afirmación, que resume perfectamente el estudio llevado a cabo: “La munición de plomo empleada para la caza menor supone un riesgo muy bajo o irrelevante en el estado de conservación de las poblaciones estudiadas”.
Para Ignacio Valle, presidente de la Real Federación Española de Caza, esta es una excelente noticia, ya que “los cazadores podemos demostrar ahora con estudios científicos que la munición de plomo no es perjudicial para las aves de caza no acuáticas”. El presidente de la RFEC asegura que estudios como este son imprescindibles para poder defender nuestra actividad, por lo que los cazadores y las Federaciones de Caza deben implicarse y apoyar este tipo de investigaciones para impedir futuras prohibiciones, tanto en modalidades de caza como en empleo de municiones.
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Primera lectura del estudio:
«El encargo ha sido realizado por la Federación Sectorial Española de Armas y Municiones (FSA) y tiene por objeto disponer de un documento técnico-científico, en el que, tras la correspondiente programación y desarrollo de los trabajos oportunos, se evalúe la posible incidencia y repercusión sobre aves cinegéticas del aporte de perdigones de plomo al medio terrestre como consecuencia de la práctica de la actividad cinegética, empleando munición de plomo.»
Primera restricción. Sólo aves cinegéticas.
«Otras especificaciones del encargo:
– no se acometerá tal evaluación sobre aves acuáticas cinegéticas ni sobre aves rapaces,
– se acometerá el estudio para aves granívoras (que precisen de gastrolitos en su alimentación) tanto sedentarias como migratorias,
– se acometerá el estudio procurando muestras de campo procedentes de diferentes territorios y/o condiciones, en cuanto a intensidades de caza o de hábitats»
Es decir, si una especie tiene la costumbre de ingerir piedrecitas (hecho que la vuelve proclive a ingerir perdigones), se la excluye de antemano del estudio. ¿Por qué? No dan explicaciones.
Tampoco explican por qué no se estudia el efecto de la munición de plomo sobre el conjunto del medio natural. ¿Qué hay del resto de la fauna y flora? Esto no tendría mayor relevancia en el estudio en sí, pero a la vista de la utilización publicitaria que el patrón (los fabricantes de armas y munciones) hace del mismo, cobra mucha relevancia. Los promotores cuentan la feria según les va: el efecto sobre las aves de caza. «¿El medio natural, el patrimonio común…? Ah, no, eso (¿aún?) no lo hemos estudiado.»