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Esperando a Septiembre

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Esperando a Septiembre

Con esto de las elecciones están los cazadores con las orejas más tiesas que las liebres. Y es que algunos tipejos políticos con pretensiones de entrar en el gobierno no desdeñan la mínima oportunidad para lanzar dardos envenenados contra los cazadores. Ellos sabrán lo que hacen y a que se arriesgan si empiezan a hacer tonterías. La política cinegética es aceptable desde diferentes ópticas. Se puede hacer política de gestión con miras a optimizar el escenario de acción o bien limitándose a restringir por principio la práctica de la caza –ahora tan de moda- con la esperanza de esperar réditos electorales. En cuanto a cansar el cacumen para buscar soluciones, cero patatero, aquí me las den todas. De momento toca esperar a Septiembre con la cabeza bien alta y la guardia baja. Ahora no les voy a hablar de caza ni de los peligros que suponen que estos politiquillos de doble imagen y falsa moral sino del peligro que conlleva esporádicamente esta práctica y del poder letal de las armas de fuego, si no se manejan con una mínima sensatez. El problema o peligrosidad en el caso que nos ocupa viene dado por el conductor, por el que está detrás de la culata. De hecho son contadas las muertes que se producen durante la práctica de la caza, del orden de una docena al año aproximadamente. Si bien una sola entre sus más de 1.000.000 de practicantes sería suficiente para que insistamos las veces que sea necesario en las medidas de seguridad a adoptar. Dos son los factores que motivan más accidentes: disparar sin identificar bien la pieza y los rebotes. De los que disparan al ruido poco se puede hacer, excepto aconsejarles que se queden en casa. En cuanto a los rebotes conviene tener presente algunas recomendaciones. Un rebote se produce según el ángulo mayor o menor del impacto sobre determinados cuerpos (hierro, madera, agua tierra…) y deja de producirse cuando dicho ángulo supera determinado limite, porque el proyectil penetra en el cuerpo impactado. El ángulo de rebote es absolutamente variable según diversos factores y puede producir fenómenos sorprendentes en función de la velocidad, la dureza de la madera en caso de impactar contra un árbol, la forma de proyectil y el ángulo de impacto. Estas mismas consideraciones explican la razón de que las balas de rifle, cuya velocidad de partida puede superar los 1000 metros por segundo, sufran pequeñas desviaciones por rebotes a distancias limitadas si bien tienen el inconveniente de su gran alcancen. De ahí que el fondo de donde se pretenda disparar tenga gran importancia. En cuanto a accidentes de tráfico provocados por animales en vías asfaltadas 14.000 y 9.742 siniestros agrícolas causados por fauna silvestre. Un tema importantísimo a abordar por los políticos.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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