Extremadura resucita a las tórtolas
La Fundación Artemisan, la Federación de Caza, la Junta y la UEx han logrado recuperar esta especie en 6.000 hectáreas de la región
Tan solo 20.000 euros de inversión han sido necesarios para recuperar la tórtola en dos áreas de la región, en los términos municipales de Garlitos (Badajoz) y Monroy (Cáceres). Se trata de un trabajo de campo, nunca mejor dicho, que aun no ha concluido, si bien todos los indicios apuntan a que la reproducción de esta especie se ha duplicado en la superficie objeto de ensayo y estudio.
Al frente del mismo se encuentra el investigador Gregorio Rocha, profesor de Ingeniería Técnica Forestal de la Universidad de Extremadura y director científico del Plan Integral para la Recuperación de la Tórtola Europea (Pirte). Una iniciativa que apuesta por la gestión cinegética para la recuperación de la biodiversidad e incluye medidas como la habilitación de comederos con suplementos alimenticios, anillado de aves para constatar sus flujos migratorios y recuento de ejemplares para verificar el crecimiento de la población, todo ello permitiendo que se cace tres de los siete días hábiles con que cuenta la temporada de media veda.
«Se llevan a cabo prácticas sostenibles, con restricciones en los días de caza. Con los comederos garantizamos que la tórtola, que durante su reproducción se ha estado alimentando aquí, vuelva al sitio. Tras la temporada de caza se constata que pollos y adultos vuelven al lugar», explica Rocha, señalando que el Pirte está obteniendo unos resultados similares a los de otro estudio que en el año 2015 se llevó a cabo en 40 cotos de toda la región.
En cuatro de los diez comederos creados no se permite la caza, mientras que en los seis restantes sí
No obstante la memoria final no estará lista hasta finales de octubre aproximadamente, pues se trata de un plan de seis meses de duración, que ahora se encuentra en la recta final, recopilando datos y contrastándolos.
El proyecto, impulsado por Artemisan y la Federación Extremeña de Caza y financiado por la Junta, contempla la creación de diez comederos, cinco en las 6.000 hectáreas de Monroy y otros cinco en las de Garlitos. En cada una de éstas áreas se ha contactado con las sociedades de caza locales, además de con cotos privados, y se ha actuado de forma idéntica.
Cada uno de los comederos ocupa una superficie aproximada de media hectárea y consiste en labrar el terreno con medios mecánicos para después aportar comida en el mismo y así facilitar el alimento de estas aves. «Al suelo se aporta grano, una mezcla de cereales y oleaginosas. Con esto hacemos un beneficio enorme no solo a estas aves, sino a otras que también acaban parando allí y se alimentan», destaca el investigador.
Entre las especies que se alimentan en el mismo lugar -prosigue Rocha- se encuentran otras también en declive, como son «el alcaudón común, el triguero y otras aves ligadas a medios agrícolas, que no son de caza». Además, para proteger los comederos se instala un vallado perimetral que evita que otras especies accedan al mismo y entorpezcan la alimentación de las aves.
En cuatro de los de los diez comederos en funcionamiento (dos en Garlitos y otros dos en Monroy) no se permite la caza, mientras que en los seis restantes sí.
Anillamientos
Rocha señala que también se han llevado a cabo anillamientos en la zona de Monfragüe, algo que él mismo viene haciendo de forma voluntaria desde el año 2013, que de igual forma servirán para documentar el proyecto, tareas en las que también colaboran el vigilante del Parque Nacional Óscar Díaz y el anillador experto Luis Lozano.
«Estamos viendo cómo vuelven al lugar, que tras emigrar a Marruecos no se quedan allí, ni se van a Francia cuando regresan. Vuelven aquí, y eso es importante tenerlo en cuenta de cara a la gestión. Debemos fomentar esta conciencia tanto entre los cazadores como entre los ecologistas más radicales, que es el más crítico. Que se constate que no es necesario prohibir la caza para recuperar esta especie», concluye.
Trampeo fotográfico
Para realizar los recuentos se han instalado cámaras de trampeo fotográfico para demostrar gráficamente el número de ejemplares que se beneficia de estos comederos. También se desplazan a los mismos a primera hora de la mañana para hacer recuentos de forma manual. Aunque aun no hay cifras definitivas, las que van registrando confirman que la reproducción de la tórtola se habría duplicado. No obstante es necesario seguir con el estudio más años, de cara a confirmar el flujo migratorio y el número de ejemplares exacto que regresa. De ahí que la administración regional se haya comprometido a mantener el Pirte durante al menos dos años más.
Para concluir, Rocha destaca que Extremadura ha sido la única comunidad autónoma que ha apostado por Pirte, siendo por tanto la única en la que se desarrolla este plan de la Fundación Artemisan, a pesar de que en los últimos 20 años ha desaparecido un 40% de las tórtolas en España.
El objetivo de Artemisan, que aglutina a federaciones de cazadores, propietarios privados, empresas y particulares, es promover la gestión y conservación de especies de fauna y flora a través de la investigación, comunicación y defensa jurídica, prestando especial atención al aprovechamiento sostenible de especies cinegéticas para al beneficio de los ecosistemas y el mundo rural.
Fuente. Hoy
Menudo planteamiento…
20.000 euros en 6.000 hectáreas para aportar alimento suplmentario.
Eso no es gestión del medio, es gestión de cotos y no persigue un cambio en la situación de la especie. Es exactamente lo que se hace en algunos sitios con los venados. Por mucho venado que haya en una ficna concreta, si fuera no existe, no habremos conseguido nada en el terreno de la conservación.
De lo que se trata es de que la especie se recupere DENTRO y FUERA de los cotos, tanto para disfrute de los cazadores como para beneficio de la sociedad.
El planteamiento nace cojo.