Su dieta alimentaria
consiste en el consumo de
hojas de arbustos y
árboles bajos,
así como bayas y
brotes tiernos. Es un animal
más ramoneador que
de pastos, aun cuando se
adapta fácilmente a
esta dieta donde falta la
masa arbustiva. En estado
adulto el corzo tiene una
altura en la cruz de unos 75
centímetros como
máximo y un peso de
entre 20 y 30 kilos.
Los machos presentan
cuernas pequeñas, de
tres puntas, que mudan cada
año a principios del
invierno y se han terminado
de desarrollar ya cuando
comienza la primavera. Las
poblaciones desplazadas
desde centro y norte de
Europa para
repoblación
cinegética son de
mayor tamaño que las
razas del sur de Europa. El
pelaje es pardo-rojizo en
ambos sexos durante el
verano, volviéndose
grisáceo en invierno,
al tiempo que aparece una
mancha blanca sobre la
grupa.
El vientre es de color
más claro que la
espalda. Los animales de
origen meridional son
más oscuros,
teniendo un tono
castaño achocolatado.
Las crías, por el
contrario, presentan un
manto rojizo salpicado de
numerosas motas blancas
para aumentar su camuflaje
con el entorno. Son
característicos los
gritos que emiten ambos
sexos, similares a ladridos.