El editorial publicado este mes en «Jara y Sedal», la revista de caza más leída a nivel estatal, hace un guiño a toda la actual generación de jóvenes cazadores que, además de mostrar interés y ganas de hacer cosas nuevas y luchar por su afición, son ejemplo de empeño. Israel Hernández Tabernero, director de la publicación, realiza una mención especial a «los chicos de Adecap Gazteak, una asociación de jóvenes cazadores vascos que día a día está dando una lección de compromiso y libertad que ha sorprendido a propios y extraños». Desde la asociación juvenil muestran su más sincero agradecimiento por reflejar su labor y por realizar esta mención tan especial en un medio de tal magnitud.
ADECAP GAZTEAK.- No podríamos continuar escribiendo esta página si hoy no os hiciésemos un guiño a vosotros, los jóvenes cazadores. Los que habéis crecido entre los dibujos de Disney y una sociedad cada vez más ignorante del mundo natural que la rodea, del mundo en el que vive. Habéis tenido Play, Tuenti y happy hour los viernes por la noche; habéis estudiado Conocimiento del Medio, habéis crecido entre mensajes que demonizan la caza y, a pesar de ello, a pesar de nadar en una corriente que os aleja de la naturaleza y de todo lo que la rodea, os habéis convertido en cazadores de bandera. El contexto social no ha sido ni mucho menos el ideal, la Administración se ha vuelto cada vez más inquisitorial, prohibiendo todo lo prohibible, y el pesimismo generalizado que impera entre vuestros mayores tampoco ha ayudado. A pesar de ello, la diosa Diana ha seguido sacando adelante sus camadas de cazadores año tras año y ahora estáis aquí. Enhorabuena, el camino que habéis recorrido no ha sido fácil. Ánimo, el que os queda puede que tampoco sea mejor.
Las encuestas dicen que cada vez sois menos, las voces más agoreras que no hay relevo generacional, que esto se acaba, que modernización y tradición son incompatibles??? No les hagáis caso, también pensábamos que progresismo y prohibición eran antagónicos, y mira??? Vosotros sabéis mejor que nadie que no es tiempo de llorar, sino de tomar el timón de la caza y gobernar el barco para llevarlo a un buen puerto. Que ya está bien de navegar a la deriva. Tenéis dos cosas a vuestro favor. La primera es que habéis crecido en esa que los estudiosos llaman la Sociedad de la Comunicación, y conocéis al dedillo el funcionamiento de la misma. Sabéis moveros por Internet, conocéis el sabor de la carnaza que buscan las cámaras de los noticiarios y, seguramente, habéis participado en alguna de esas pequeñas revoluciones sociales que hoy en día se hacen a golpe de ratón tras la pantalla de un ordenador.
La segunda gran ventaja que tenéis es que sois capaces de apasionaros por una idea y que podéis creer, con vehemencia, que es posible cambiar las cosas. Porque sois jóvenes y tenéis sangre en las venas. Porque hay suficiente ponzoña a vuestro alrededor como para encenderos. Porque son muchos los que os quieren cortar las alas, los que quieren haceros ???tragar??? con su sopa boba. Y vosotros, precisamente, nunca os habéis distinguido por seguir al rebaño. No sois de esos.
Como los chicos de Adecap Gazteak, una asociación de jóvenes cazadores vascos que día a día está dando una lección de compromiso y libertad que ha sorprendido a propios y extraños. Su empeño por fomentar una imagen de la caza que se corresponda con la realidad les está llevando a realizar iniciativas que ya quisieran para sí otros órganos de representación de los cazadores. Apenas tienen medios, nadie les hace caso y las críticas no les faltan. Pero no se rinden, hacen mucho ruido y saben perfectamente qué teclas hay que tocar para que suene la canción que ellos quieren escuchar. Han comprendido muy bien que la realidad del momento exige fomentar la cohesión entre los cazadores y que el ejercicio de esta práctica va más allá de desenfundar la escopeta los domingos de temporada.
A pesar de lo que muchos piensan, no son los únicos jóvenes con ganas de cambiar las cosas. Algunas universidades como la de Córdoba o la Politécnica de Madrid ???con Afocapna??? cuentan con asociaciones de futuros ingenieros de montes aficionados a la caza que sienten la necesidad de unirse para aportar su granito de arena a la perpetuación de esta actividad. Y eso es algo que a uno, como cazador, le llena de orgullo: saber que detrás de este mágico mundo hay savia nueva con ganas de hacer las cosas de otra manera. O, lo que es más importante, con ganas de hacer algo. Que ya es bastante.
Editorial publicado en el número 112 de Jara y Sedal