La presencia de «la peste del cangrejo» en los países del norte de Europa se vincula a las importaciones de cangrejos americanos en la década de los 60.
La primera población de cangrejos autóctonos resistentes a la afanomicosis o «peste del cangrejo», causada por un patógeno de origen americano, ha sido descubierta en Cataluña, según el hallazgo de un equipo científico liderado por investigadores del Real Jardín Botánico (RJB)-CSIC.
El estudio, llevado a cabo por dos investigadores de este organismo, Laura Martín-Torrijos y Javier Diéguez-Uribeondo, junto con Quim Pou-Rovira y Miquel Campos Llach, del Consorci del Estany, ha sido publicado recientemente en la revista científica ‘PLOS ONE’.
La presencia de esta plaga en los países del norte de Europa se vincula a lasimportaciones de cangrejos americanos en la década de los 60 y a su introducción en España en los años 70.
Muchos de estos cangrejos americanos portaban un parásito patógeno, al que eran inmunes y que coevolucionó, ha explicado la investigadora Laura Martín-Torrijos.
«Se puede decir que los cangrejos americanos son enfermos crónicos, tienen continuamente activado el sistema inmune y produce una cascada de reacciones cuyo producto final es la melanina, que se deposita alrededor del patógeno y les impide que siga creciendo; aunque no que produzca su forma de difusión: las zoosporas», ha señalado Martín-Torrijos.
Los cangrejos europeos, sin embargo, no tenían esta resistencia al patógeno causante de la afanomicosis -o peste del cangrejo-, llamado ‘Aphanomyces astaci’ que ha provocado un declive de las poblaciones endémicas de Europa.
Cerca del 80% de las poblaciones españolas se han perdido y, como en Europa, se encuentran en Peligro de Extinción, según la experta.
Tras observar que después de un brote de afanomicosis había quedado algún ejemplar vivo, los investigadores decidieron buscar poblaciones resistentes al patógeno.
Para ello, seleccionaron ocho poblaciones de cangrejos autóctonos ‘Austropotamobius pallipes’ procedentes de los Pirineos -seis de Girona en Cataluña y dos de Navarra- que se pensaba que podían ser resistentes.
Las ocho poblaciones fueron infectadas con la cepa más virulenta del patógeno, asociada a los cangrejos rojos americanos y previamente aislada de un brote de afanomicosis.
«Aislamos la cepa, produjimos zoosporas controladas en el laboratorio e infectamos de forma controlada a las poblaciones seleccionadas», ha detallado verde Martín-Torrijos.
«Nuestra sorpresa fue que, aunque las tasas de mortalidad eran elevadas después de la infección, los ejemplares de cangrejo de una población de Girona, la del Parque natural de la Garrotxa, (el lugar en concreto lo mantienen secreto) mostraron un 100 % de supervivencia».
Tras los análisis a la población resistente, los investigadores observaron que éstos cangrejos habían desarrollado una reacción inmunológica similar a la encontrada en los cangrejos americanos: una encapsulación de las hifas del patógeno, que «actúa de barrera y evita su crecimiento», y una melanización, ha detallado Martín-Torrijos.
El descubrimiento muestra que «hay luz al final del túnel para la conservación de esta especie en peligro de extinción» y «abre una vía para la recuperación de la especie en España», ha señalado la investigadora.
Además, «a nivel científico es un descubrimiento muy importante porque nos va a permitir desarrollar técnicas y estudios para saber cuáles han sido los mecanismos que han llevado a esta población en concreto a desarrollar la resistencia al patógeno» y «llevar a cabo programas de recuperación del cangrejo mediante la cría en cautividad para poder reintroducirlos».
Una vez conocida la resistencia, el siguiente paso es «identificar el mecanismo y ver qué genes se están expresando para conocer si otras poblaciones de España u otras especies de Europa también pueden expresarlos».
Martín-Torrijos ha recordado la importancia de la educación ambiental de los pescadores «pero también de la sociedad, pues debemos conocer las consecuencias que tienen las especies invasoras, conocer al cangrejo autóctono y las ventajas de tenerlo en nuestros ríos».
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