El zoólogo Florencio Markina considera necesario disponer en Euskadi de canales para comercializar las piezas abatidas y dar a conocer las propiedades de su carne
Los problemas que el incesante incremento de las poblaciones de jabalíes está creando en la sociedad actual, únicamente pueden ser atajados mediante una mayor presión cinegética, según coinciden en señalar tanto especialistas como las propias instituciones europeas. Desde diferentes sectores se ha insistido en la necesidad de reducir la proliferación de esta especie y en que la caza se ha revelado como el único método válido para lograr su regulación.
El aumento que se está produciendo en poblaciones de esta especie, está generando desde hace varios años un problema social de primer orden, ya que además de estar implicados en un número de accidentes de tráfico que crece cada año, su presencia en ciudades, zonas habitadas y en espacio dedicados a actividades agrícolas también aumenta y, por consiguiente, los enormes daños que ocasionan.
La incidencia que los jabalíes han tenido en los campos cultivados de cereal “ha sido enorme”, según sostiene Florencio Markina, zoólogo, doctor en Ciencias Biológicas y responsable de Aran Servicios Medioambientales (www.aranmedioambientales.com). Desde esa entidad colaboran con diferentes instituciones para intentar reducir la presencia de la especie, mediante la instalación de jaulas trampa o de otros sistemas de control.
“Una vez que ha crecido el cereal y mientras se ha estado cosechando los daños han sido muy importantes y, por eso, hemos tenido un boom de esperas de caza, así como de solicitudes para soltar perros que asustan a los jabalíes y los devuelven al monte”, apunta Markina. En este sentido el experto reconoce que a pesar de la efectividad de ambas técnicas “hemos tenido bastante movimiento, porque se han acamado en los campos para comer y han organizado unos líos terribles”.
Motivación
Esa situación, por el contrario, ha supuesto un ligero respiro para las ciudades y para las zonas urbanas, donde su presencia ha sido menor “debido a que tienen suficiente alimento en los campos y en las zonas en las que pueden disponer de él. Pero una vez que finalicen las cosechas seguro que vuelven a aparecer, porque comer es todo lo que motiva a estos animales”, señala este especialista en zoología.
El reto que se marcan especialistas e instituciones ante esa situación pasa por “cortarles las fuentes de alimentación” y para ello es necesario realizar grandes inversiones en pastores eléctricos más efectivos que los que se utilizan de forma habitual para controlar vacas, ovejas o ganado doméstico. “Sería necesaria la instalación de una red electrificada, aunque la cuestión es si resultaría rentable. El problema radica en que, con la agricultura moderna, sin querer, les estamos dando de comer”.
Frente a esa situación y las previsiones más pesimistas debido a que “cada hembra ha tenido este año entre cuatro y cinco rayones”, Markina subraya que entre las instituciones de toda Europa está asumido que es imposible reducir las poblaciones de jabalíes y, por lo tanto, se trata “de que no aumenten más. Por ello la recomendación que realizan es cazar, cazar y cazar, incluso en zonas de seguridad en las que no está permitida su caza porque es allí donde se van a concentrar”, reitera.
Y es que la presión cinegética se revela como el sistema más efectivo para controlar las poblaciones de jabalíes, según reconocen especialistas e instituciones implicadas en la gestión medioambiental. Aunque los ejemplares que cada año cazan las cuadrillas organizadas en Euskadi para abatir piezas de esta especie oscilan entre los 7.500 y los 8.000 y el número casi se duplica en Nafarroa donde son casi 15.000 los que se cazan en ese mismo período, esa cantidad se revela insuficiente para controlar las poblaciones.
La caza de un 50% de ejemplares, de hecho, contribuiría a evitar un incremento de su número y conseguir su estabilización, pero lo cierto es que “en la actualidad se está cazando en torno a un 40% de la población de animales, con lo que su número total se incrementa cada año en un 10%”, apunta Markina.
Propiedades de la carne
Pero el total de ejemplares abatidos genera en ocasiones un problema añadido ya que no se realiza un aprovechamiento generalizado de su carne. “Muchos de los jabalíes que se cogen en zonas de seguridad van a contenedores especiales que terminan en las incineradoras y, desde mi punto de vista, eso es un verdadero pecado porque estamos perdiendo kilos y kilos de la carne más sana y más sabrosa del mundo”, sostiene Markina.
A pesar de mantener contactos con la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (ASICCAZA), trasportar para su venta los ejemplares abatidos resulta económicamente inviable. Por ello, sería deseable su consumo “aquí mismo, creando para ello alguna entidad comercializadora de la carne de caza y que el Gobierno Vasco realizase campañas” para informar de sus bondades a los consumidores.
En la actualidad “gran parte de la sociedad desconoce los beneficios que la carne de caza aporta a la alimentación, y serían muy pocos los que comprasen ese tipo de productos si estuviesen presentes en los supermercados. Y ello, a pesar de que destaca por sus propiedades bromatológicas, ya que tiene muchas proteínas, muchos minerales y muy poca grasa, lo que la hace muy saludable”.