Seguida vía satélite en el proyecto scolopax sin fronteras, en el que participan navarros, vuelve tras llegar al noroeste de rusia.
Una becada bautizada como Bruixa (bruja, en idioma catalán) ha regresado a su punto de partida en Palma de Mallorca después de recorrer una distancia aproximada a los 6.000 kilómetros en los que fue seguida vía satélite por los miembros del club de cazadores en el que participan varios navarros. En este invierno es la primera que regresa a su origen y ha podido ser controlada prácticamente en la totalidad de su viaje, aunque la marca la continúa ostentando la llamada Navarre (Navarra) que fue igualmente la primera que fue seguida hasta Rusia y marchó y regresó hasta en seis ocasiones.
La aventura y seguimiento de Bruixa ha resultado apasionante y contribuido a aportar numerosos datos y valiosa información sobre la ruta que en su migración recorre esta ave misteriosa y huidiza que vive en terrenos sombríos y húmedos, y que, conocida como la reina o princesa del bosque, gastronómicamente posee una carne muy apreciada, aunque esa sea una cuestión distinta. Para el Club de Cazadores de Becada que en 2006 promovió el proyecto Scolopax sin Fronteras y trabajan en el conocimiento de sus hábitos y su caza sostenible, el regreso con éxito ha supuesto “la mejor noticia que podríamos recibir”.
La becada (Scolopax Rusticola es la denominación científica de esta ave y Oilagorra, en euskera) que ha protagonizado esta interesante experiencia emitió una señal que confirmaba su regreso desde Mallorca (en concreto, junto al campo de golf Son de Termes), la isla en la que fue equipada gracias al Consell de Mallorca y que dejó atrás el 15 de marzo de este mismo año. “Han sido nueve meses de viaje y quién sabe si reproducción en la frontera noroeste de Rusia para completar una migración de ida y vuelta que suma 5.500 kilómetros aproximadamente, distancia que sería en línea recta, porque muy probablemente habrán sido algunos cientos más”, informa un miembro del club.
En realidad, el trayecto que ha seguido Bruixa es complicado de determinar con exactitud ya que las señales que emite no son continuas sino espaciadas y siempre en función del emisor que carga en su espalda como si fuera una mínima mochila y se alimenta mediante energía solar. El emisor tiene un peso de nueve gramos y medio porque se estima que no debe superar el 5% del peso del ave que la transporta.
Los miembros del Club de Cazadores de Becada fueron pioneros en el desarrollo de este proyecto de seguimiento, al que con posterioridad se han sumado seguidores de otros países, explica Javier ZarboIbarrola, de Doneztebe, que oficia de mantenedor de la página que tienen en Internet. Ibarrola, al igual que sus compañeros, lamenta que otras becadas (como la llamada Eztia, miel) equipadas con emisores que también fueron soltadas en primavera dejaron de enviar señales cuando habían comenzado a hacerlo, lo que indica que “probablemente no han soportado los rigores invernales”. En cualquier caso, su labor no fue en vano ya que sus informaciones y otras han permitido averiar que llegan hasta Siberia, más lejos de lo conocido.
Vía: noticiasdenavarra.com (UN REPORTAJE DE LANDER SANTAMARÍA. FOTOGRAFÍA JUAN MARI ONDIKOL)