ADECAP, Asociación para la defensa del Cazador y Pescador de Euskadi, que agrupa a la mayor parte de los cazadores y pescadores de nuestro país, muestra su adhesión a la Carta de la Biodiversidad de Euskadi que fue aprobada el pasado 1 de octubre por el Consejo del Gobierno Vasco y para la cual se ha hecho un llamamiento a distintos agentes y a la sociedad vasca en general para que se adhieran.
La razón principal por la que se ha adherido ADECAP radica en el fundamento básico que sostiene: la caza, como recurso natural renovable que es, si se aprovecha y gestiona de manera sostenible, es beneficiosa para satisfacer legítimas necesidades humanas y, a la vez, constituye una herramienta de primer nivel para la conservación de la biodiversidad, los hábitats y el paisaje. Es decir, cuando la caza se practica racionalmente puede equipararse a la gestión forestal. No se cortan los bosques sino el volumen de madera que una masa forestal es capaz de producir cada año. Las especies cinegéticas suelen tener un potencial reproductor alto, de manera que aunque se cacen su número nunca es mucho menor del que cabría esperar en condiciones naturales.
Así se reconoce desde fundamentales instancias internacionales, en tanto en cuanto a la utilización de los recursos naturales renovables vivos, como son la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en 2000 a través de la Declaración de la política de la UICN acerca del uso sostenible de los recursos vivos silvestres, el CBD (Convenio sobre la Diversidad Biológica) en 2004 con el documento Principios y directrices de Addis Abeba para la utilización sostenible de la diversidad biológica y, últimamente ya directamente con respecto a la caza, el Consejo de Europa a través del Comité Permanente del Convenio de Berna en 2007 por medio de la Carta europea sobre caza y biodiversidad. Concretamente la Carta define la caza sostenible como: ???El uso de especies de caza silvestres y sus hábitats en un modo y a un ritmo que no conduzca a la disminución a largo plazo de la diversidad biológica o entorpezca su restauración. Ese uso mantiene el potencial de la diversidad biológica para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras, así como el mantenimiento de la caza como una actividad aceptada social, económica y culturalmente.
En este sentido, y frente a algunas críticas injustificadas realizadas por pura ignorancia o determinados intereses, con nuestro hacer y trabajo del día a día, esperamos que la sociedad en su conjunto acabará entendiendo la caza como una actividad no solo compatible, sino también beneficiosa para la conservación de la naturaleza, y aliada de la biodiversidad y, por tanto, socialmente aceptada.
A pocos especialistas medioambientales les quedan dudas de que una caza racional y respetuosa con el medio natural es recomendable en el siglo XXI. Los métodos intensivos, agrícolas, ganaderos o forestales han llevado al medio ambiente a un estado de deterioro tal, que es preciso apostar por otras fórmulas que permitan retener a la población rural y que sean rentables y compatibles con la conservación de la biodiversidad. Muchos pueblos, en toda Europa, y por ende en el Estado Español y Euskadi están siendo abandonados. La población joven prefiere emigrar a las ciudades donde encuentra más oportunidades. La Unión Europea promueve una diversificación de actividades en el campo para evitar ese éxodo, de modo que una agricultura y ganadería integradas en los procesos ecológicos podrían complementarse con la caza y otros aprovechamientos. En este sentido, cabe constatar que en los últimos tiempos el impulso de la actividad cinegética está ayudando a fomentar el turismo rural en muchas zonas de Euskal Herria y el Estado Español, sobre todo en periodos, en los que el turismo convencional no tiene mayor incidencia.
Siguiendo con la actividad agrícola, en la Carta de la Biodiversidad de Euskadi se hace mención al compromiso de desarrollar buenas prácticas agrícolas que respeten el medio ambiente, pero no se dice nada en relación con el fomento de una agricultura respetuosa con las especies cinegéticas. En este terreno, precisamente, creemos que los cazadores podríamos colaborar con el Gobierno Vasco, Diputaciones forales y demás instituciones en cuestiones que redundarían en beneficio del medio ambiente, de la conservación de la naturaleza, de las especiales vegetales y animales, y entre ellas las cinegéticas. Nos referimos a la gestión directa del monte, de los predadores, de los puntos de agua y alimento de las especies cinegéticas cuando sean necesarios y, sobre todo, como se está haciendo ya en algunos países de Europa con éxito, llegando a acuerdos locales con los agricultores de la zona para dejar zonas libres de herbicidas, estimular la producción ecológica, respetar las rastrojeras de forma adecuada, cuidar los linderos, regular fechas para determinadas labores agrícolas y otras muchas actuaciones que son, sin duda, parte de la base de la recuperación de determinadas especies de caza menor.
Otro tema de preocupación para ADECAP, al menos hasta la fecha, ha sido la restricción a la caza en algunos lugares, amparándose en argumentos muy pocos convincentes, como, por ejemplo, en falsas razones de seguridad, cuando en esas zonas no ha habido problemas ni con bienes ni con personas, o que esas zonas han sido declaradas Áreas Protegidas, pero que a pesar de ello y desde nuestro punto de vista es necesario regular las poblaciones en equilibrio con su hábitat y eso lo puede hacer la caza.
Estas dos últimas cuestiones no han sido planteadas en la Carta de la Biodiversidad de Euskadi, pero eso no es óbice para que nos sumemos a ella. No obstante, desde ADECAP pensamos de cara al futuro deberían ser tenidas en cuenta en declaraciones y llamamientos de ese carácter, y nos ofrecemos a ello para cualquier aclaración, explicación y discusión sobre tal menester.
Desde ADECAP somos conscientes que algunos desaprensivos han practicado el furtivismo con la utilización de múltiples medios ilegales, fenómeno que siempre hemos criticado y que así se hace en el Proyecto europeo Reverse en el que ha participado Euskadi y del que ha nacido la Carta de la Biodiversidad de Euskadi. Pero fuera de estas actuaciones que ADECAP siempre las ha denunciado, la caza, en el siglo XXI, puede ser una actividad plenamente alineada y acorde con la mejora de la eficacia de las políticas regionales en el área de la protección de la biodiversidad en torno a tres ejes temáticos o sectores (Agricultura, Turismo y Planificación Territorial), que son los objetivos de la Carta de la Biodiversidad de Euskadi.