Una de las
conclusiones
más
importantes de esta
primera fase ha sido
la
consideración
de que “la caza
y la
conservación
de la naturaleza son
perfectamente
compatibles si se
practica bajo una
estricta
planificación y
sujeta a una
gestión que
implique la
conservación
del recurso en
sí mismo y de
los hábitats en
los que viven las
especies
cinegéticas
como los restantes
animales
silvestres”.
La Oficina
Nacional de Caza ha
finalizado la primera
fase del proyecto
titulado “El
Potencial del
Movimiento Asociativo
Cinegético
como herramienta de
conservación
de la naturaleza y de
la biodiversidad en
España”,
que cuenta con el
apoyo del Ministerio
de Agricultura,
Alimentación y
Medio Ambiente, a
través de la
Fundación
Biodiversidad.
En esta
1ª fase, la
metodología
utilizada ha sido, por
una parte, el
análisis de la
documentació
n bibliográfica
existente, de cara a
la obtención
de la
información
necesaria para
generar el mayor
conocimiento posible
del Movimiento
Asociativo
Cinegético y
su papel como
herramienta de
conservación
de la naturaleza y de
la biodiversidad en
España. Y, por
otra parte, se han
realizado un total de
60 entrevistas
personales en
profundidad a
representantes del
sector
cinegético,
como los presidentes
de las Federaciones
Autonómicas
de Caza, a
representantes de la
Oficina Nacional de
Caza, con su
presidente a la
cabeza, Juan Antonio
Sarasketa, una de las
entidades más
representativas de la
caza y los cazadores
en España; y a
algunas de las
asociaciones
más
importantes que
trabajan de forma
independiente; a
expertos y
científicos,
cerca de la veintena,
entre los que se
encuentran Juan
Carranza,
responsable de la
Cátedra de
Recursos
Cinegéticos de
la Universidad de
Córdoba,
Mario Vargas, Dr. en
Ciencias
Biológicas y
profesor titular de
Biología
Animal de la
Universidad de
Málaga; Jorge
Cassinello, Director
del IREC (Instituto en
Investigación
de Recursos
Cinegéticos),
Juan Delibes de
Castro,
biólogo,
divulgador y director
de un canal de
Televisión,
periodistas como
Israel
Hernández,
director de la revista
“Jara y
Sedal”, los
expertos en
gestión de
recursos
cinegéticos y
doctores en Ciencias
Biológicas,
Mario Saénz
de Buruaga y
Florencio Markina, y
escritores
cinegéticos
como Miguel Angel
Romero y Eduardo
Coca Vita; a
responsables
políticos y
técnicos de la
Administración
del Estado, entre los
que están
Miguel Aymerich,
subdirector del Medio
Natural del Mª de
Agricultura y Medio
Ambiente, y a
José
María Solano,
asesor del mismo, a
directores de
conservación
de naturaleza y jefes
de la Sección
de Caza y Pesca de
las 17 Comunidades
Autónomas; y
a representantes de
organizaciones
ecologistas y
conservacionistas,
como Carlos Cano de
WWF España, y
Guillermo Palomero
de la
Fundación Oso
Pardo.
Así
mismo, se han hecho
cerca de 600
encuestas on line a
través de la
web del proyecto
cazaconservacion.com
.
De la
documentació
n analizada, se puede
afirmar que el Estado
Español es uno
de los países
europeos con mayor
riqueza
faunística y
natural; y
consecuentemente
también es
uno de los territorios
en donde la actividad
está
más
desarrollada y es
más
abundante. Hay
varios datos que
ilustran esta
afirmación: La
superficie y la
cantidad de terrenos
cinegéticos
refleja la gran
cobertura que existe
en España para
la práctica de
la caza, en concreto,
los terrenos de
régimen
especial suponen
entorno al 80% de la
superficie nacional. El
número de
licencias de caza, que
pasó de las
139.918 licencias en
1946, a 1.320.315 en
1995 para descender
a 1.157.969 en 2003,
y en 2011 a
957.191. A pesar de
ese descenso,
todavía existe
un gran
número de
licencias de caza,
siendo el Estado
Español el
segundo de la UE en
número de
licencias de caza,
detrás de
Francia, Y, otro dato
importante es el valor
económico
que genera la caza,
alrededor de 3.000
millones de euros de
riqueza al año
y 50.000 puestos de
trabajo.
En cuanto a
conclusiones
generales
extraídas del
análisis de las
entrevistas, cabe
destacar que hay
bastante acuerdo en
que la caza y la
conservación
de la naturaleza son
perfectamente
compatibles si se
practica bajo una
estricta
planificación y
sujeta a una
gestión que
implique la
conservación
del recurso en
sí mismo y de
los hábitats en
los que viven las
especies
cinegéticas
como los restantes
animales silvestres.
En otro
orden de cosas,
existe un cierto
descontento respecto
al papel que juega la
Administración
en general en el
control de la actividad
cinegética por
parte del sector
cinegético.
Este descontento se
orienta
fundamentalmente a
la necesidad de
mejora del sistema
de obtención
de las licencias de
caza y se reclama una
licencia a nivel
nacional; se ve
necesaria la
homologación
de métodos
de control de
predadores en todo el
territorio nacional; se
debe reconocer la
actividad
cinegética
como una
explotación
más de los
recursos naturales y
un derecho de todo
ciudadano a ser
cazador, al igual que
a ser
montañero,
agricultor, etc.; y
asimismo es urgente
una Ley Básica
estatal, moderna y
adecuada a la
situación
actual, que trace las
líneas
maestras en las que
apoyarse el resto de
las legislaciones
autonómicas.
Por su parte, los
expertos y
científicos
también piden
a la
Administración
que se les tenga
más en cuenta
y promuevan
más la
inversión en
investigación
cinegética de
calidad realizada por
instituciones
independientes (v.g.,
CSIC,
Universidades…)
.
En
relación con el
papel que deben
jugar los cazadores,
se les hacen algunas
consideraciones
en que deben
de cumplir la
legislación a
rajatabla, deben de
ser los primeros en
denunciar posibles
infracciones de caza,
aunque sean los que
cometan el delito
compañeros
cazadores, no dejar
huella de su
presencia (vaina de
cartuchos…), y
adoptar una postura
clara en favor de la
sostenibilidad, y
diseñar y llevar
a cabo un plan de
concienciación
no sólo hacia
los relacionados con
la caza sino hacia la
sociedad en general,
ya que si la sociedad
no acepta la caza, el
futuro mantenimiento
de la actividad
será muy
difícil.
Otra de las
conclusiones es la
necesidad de
incorporar en la caza
una gestión
de calidad,
entendiendo
ésta como
técnicamente
correcta, que
incorpore el
conocimiento
científico y que
utilice las
herramientas
disponibles para la
gestión de los
recursos naturales.
Tambi&eacut
e;n se ve necesario
establecer un nuevo
sistema de
diálogo entre
el sector
cinegético, la
administración
, los expertos y
científicos y
las organizaciones
conservacionistas, ya
que algunos
objetivos, como la
restauración y
el manejo del
hábitat es
coincidente, una
fórmula a la
que no son ajenas las
especies
cinegéticas.&n
bsp;
Como
perspectivas de
futuro, se ve
necesario caminar
hacia una caza
sostenible, para lo
cual es necesaria una
planificación y
gestión
correcta, respetuosa
con le entorno natural
como con otras
actividades. La caza
abusiva y las medidas
de gestión
inadecuadas pueden
mermar la calidad de
las poblaciones, de
especies
cinegéticas y
no cinegéticas,
y también la
calidad de los
hábitats
naturales.
Tambi&eacut
e;n se considera que
es necesario
reorientar la actividad
de los cazadores
hacia una mayor
concienciación
hacia la
conservación
de la naturaleza y
una
compresión
del significado de
caza sostenible, tanto
a nivel sostenible
como práctico.
La caza debe
convencer a la
sociedad de su
compatibilidad y su
contribución
real a la
conservación.&
nbsp;
En los
próximos
días se
iniciará la
2ª fase del
proyecto, que
estudiará las
políticas y
práctica
s cinegéticas
que se están
impulsando en
España y en
otros países
europeos, así
como
recopilará las
diferentes visiones
existentes sobre la
gestión
cinegética,
que permita redactar
una guía de
recomendaciones de
políticas y
buenas
prácticas
cinegéticas
para las distintas
administraciones de
nuestro país y
los diferentes grupos
con intereses en la
materia, entre ellos el
sector
cinegético.