La sombra de la crisis se dejó ver más que nunca ayer en la tradicional subasta de los 21 puestos palomeros de Etxalar, de los que seis quedaron desiertos. El principal motivo nada tiene que ver ni con las palomas, que siguen pasando igual, ni con los puestos, que siguen ubicados en el mismo sitio, el problema viene en el bolsillo de los posibles adjudicatarios.
La subasta, a la que faltaron varios habituales, se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de Etxalar, presidida por el alcalde Miguel Mari Irigoien, los concejales José Mari Maia y Arantxa Zubieta, a los que acompañaban la secretaria del Ayuntamiento, Izaskun Gortari y el empleado municipal y guarda de las palomeras, Joxe Angel Goinetxe.
La duración de la misma fue de veinte minutos, apartir de las 12:00 del mediodía, hora a la que dio comienzo. Desde el puesto 1 al 11 se adjudicó provisionalmente a la sociedad de Cazadores de Etxalar, puesto que nadie estaba interesado en pujar. Las caras de asombro llegaron con el puesto número 12, uno de los cotizados los últimos años y que éste quedó desierto, al igual que el 13. El 14 y 15 volvieron a adjudicarse al precio de salida y luego desde el 14 al 19 volvieron a quedar desiertos y el 20 y 21 se quedaron al precio inicial.
La subasta definitiva está prevista para el martes 17 de septiembre a las 19 horas, donde se volverán a subastar los puestos mejorados en sexteo, si los hay, y las palomeras que han quedado desiertas.
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