Con la temporada enfilando la recta final, los aficionados a la caza de la caza de becadas, sitúan la campaña en niveles similares a temporadas anteriores.
Al dicho de “nunca llueve a gusto de todos” habría que añadirle que “ni nieva o hace frío a gusto de todos los cazadores”. El clima, de hecho, resulta determinante en el número de becadas observadas o abatidas durante la temporada y la irregularidad, tanto en Euskal Herria como en Castilla y León, está siendo una vez más la tónica de la temporada cinegética que enfila su recta final.
Lo cierto es que los altibajos a lo largo de la temporada hacen que se repita la misma situación de campañas anteriores, ya que “los registros nos indican que se mantiene la media histórica”, según sostiene Ibon Telletxea, integrante del grupo de anillamiento Scolapax del Club de Cazadores de Becada con Perro (CCBP).
La campaña de la becada que finaliza con el mes de enero, aunque seguirá abierta en zonas de Gipuzkoa y Bizkaia durante algunos días de febrero, ha estado condicionada por los vaivenes climatológicos. “Es algo habitual y estamos acostumbrados a que las migraciones estén condicionadas por la llegada o ausencia de frio y de nieve en Centroeuropa”, sostienen tanto Telletxea como el delegado de becada de la Federación Navarra de Caza, José Ignacio Urriza.
De hecho, las migraciones parecen haber vuelto a estar condicionadas por el clima y “si en octubre resultó algo más tardía que en años precedentes, en noviembre estuvo a la media de las últimas campañas”, coinciden Telletxea y Urriza. La suavidad del clima durante casi todo el mes de diciembre hizo que las becadas retrasases su migración, aunque a finales de año las temperaturas descendieron bastante y ya se empezaron a ver con mayor profusión.
Más humedad
Además, durante casi todo el mes de diciembre, en comparación con años anteriores, se puede señalar que ha habido menos becadas en las zonas próximas a la costa pero se ha detectado un ligero incrementado en el interior. Telletxea atribuye este hecho a que “los dos años anteriores hubo bastante sequía y las becadas jóvenes optaban por quedarse en la costa o en las zonas más húmedas. Este año, sin embargo, no ha habido tanta sequía y la distribución de ejemplares ha sido más uniforme, aunque también es cierto que ha habido zonas de Castilla y León con mucha becada y en otros lugares cercanos había muy pocas”.
La presencia contrastada de becadas jóvenes permite entrever que “la cría ha sido buena”, lo que sumado al hecho de una menor sequía en el interior propicia que, en lugar de situarse en zonas próximas a la costa, hayan accedido a zonas de interior.
Para superar la media habitual de becadas en el tramo final de la temporada, Telletxea y Urriza creen que “sería necesario que cayese una gran nevada en todo el centro de Europa y así migren hacia el sur, ya que con la nieve y el hielo no pueden buscar alimento” y se desplazan a zonas donde el clima les resulta menos riguroso.
Estoy totalmente desacuerdo a todo lo que se dice en el artículo, pero además yo añadiría un dato más con respecto al pasado año. El año pasado en los primeros días de diciembre en Álava y Navarra cayó una buena nevada, lo que hizo que las becadas optasen por quedarse en zonas costeras donde no calló un solo copo y las temperaturas se mantuvieron suaves. Un saludo.