La Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y el Desarrollo Rural (ONC) exige a las Administraciones que investiguen las causas de la muerte del oso cuyo cuerpo fue recuperado hace unos días en Quirós (Asturias). En este sentido, la ONC, como colaboradora de la Fundación Oso Pardo, reclama que se aclare cuanto antes lo ocurrido con el osezno.
Asimismo, lamenta que WWF acuse a la zona y sus habitantes de llevar a cabo una “intensa actividad de furtivismo” sin que demuestra dicha inculpación, y estableciendo una arriesgada conexión con la muerte del plantígrado. Por eso, se les pide que sean absolutamente escrupulosos con sus afirmaciones, pues tienen la responsabilidad de estar perfectamente informados al jugar con el dinero de nuestros impuestos.
Por otro lado, la ONC pone de nuevo de relieve que los cazadores son colaboradores activos en la conservación del oso en la zona. De hecho, conviene subrayarle a WWF, de quienes, por cierto, no se tiene constancia alguna de ningún voluntario en la recuperación del oso pardo, que en estos momentos el proyecto Caza y Oso se desarrolla con éxito en Asturias mediante convenios de colaboración con 11 Sociedades asturianas de caza y otras de Castilla León, que aglutinan a cerca de 4.000 cazadores.
El Proyecto Caza y Oso empezó en 2010 su andadura en Cantabria a través de un Convenio de Colaboración con la Federación Cántabra de Caza en cuyo marco se empezó fomentando la formación y las campañas informativas entre el colectivo de cazadores. Hoy día son más de 280.000 las hectáreas gestionadas por las sociedades de cazadores en las que se protege activamente, con la adecuada gestión cinegética, al Oso y sus hábitats.
Y es que a pesar de que algunas entidades autodenominadas ecologistas quieran atribuirse todo lo relacionado con proyectos de conservación en España, lo cierto es es que la colaboración del sector cinegético con la Fundación Oso Pardo comenzó a principios de los años 90, lo que ha contribuido a que en las últimas dos décadas España haya pasado de tener una población de entre 60 y 70 ejemplares de oso pardo a los más de 250 que hay hoy en día.
Los cazadores controlan la posible presencia de lazos y veneno, y al mismo tiempo ayudan a hacer un seguimiento constante de la población osera. De forma paralela, la Fundación Oso Pardo y asociaciones de cazadores de Castilla y León, cuya Federación pertenece a la ONC, Cantabria y Asturias han editado guías conjuntas de buenas prácticas cinegéticas en zonas oseras.
Por su parte, la Fundación Oso Pardo ha aportado a las Sociedades de cazadores material para su guardería, un estudio de actuaciones de mejora del hábitat en los cotos y cerca de 1.400 pastores eléctricos para proteger cultivos y praderas de los ataques del jabalí, y evitar de esta manera que ganaderos y agricultores coloquen lazos de acero ilegales. Y es que la Fundación Oso Pardo tiene muy claro que “a estas alturas, parece suficientemente demostrado que las limitaciones necesarias para la protección del oso no son incompatibles con el disfrute de la caza”.