N.G.- A la hora de escribir sobre el tiro en Euskadi lo primero que me vienen a la mente son trabas, injusticias y dificultades, pero hoy no quiero empezar así. Mi mensaje debe ser optimista, y en Gipuzkoa hay claros ejemplos de que los obstáculos del tiro se pueden salvar, de que hay una recompensa esperando para quien se decida a luchar contra ellos. Este territorio histórico es uno de los más favorecidos para la práctica del tiro en Euskadi, ya que, al menos para las modalidades de plato, cuenta con lo fundamental, unas buenas instalaciones privadas. Me preocupo de hacer hincapié en el término privado, ya que los tiradores sabemos que en Euskadi todo lo que se entremezcla con la palabra federación acaba diluyéndose y perdiendo fuerza. Por si esto no fuese suficiente, el tiro aquí se ve fortalecido por asiduas competiciones al otro lado de la frontera y un buen funcionamiento de federaciones cercanas como la navarra.
Dada esta situación, es quien mejor sabe aprovechar esta serie de circunstancias quien más probabilidades tiene de llegar a lo más alto. Quien más esfuerzos dedique a luchar contra las inclemencias del tiro en nuestra comunidad será quien encuentre la recompensa. Poniendo todo de su parte, tiradores guipuzcoanos como Xabier Azpeitia o Mikel Arizaga han logrado formar parte del equipo nacional y, con él, cosechar triunfos al más alto nivel, desde notorios puestos en los pódiums nacionales, hasta el subcampeonato del mundo de foso universal de Xabier. A mi juicio, son estos unos claros ejemplos del camino a seguir, la senda que todo tirador novel debe ver en el horizonte y que, sin duda no pasa por estancarse en tiradas jamoneras de mini foso, que entiendo como divertimiento, pero no como objetivo de un tirador con aspiraciones y voluntad de superarse.