La Fundación Artemisan desarrolla este plan desde hace poco más de un año en cotos demostrativos como el de Etxamenda, en Araba
Revertir el descenso de poblaciones de perdiz roja silvestre (Alectoris rufa), que los expertos han situado en las últimas cuatro décadas en torno a un 70%, es el objetivo básico del Proyecto Rufa que la Fundación Artemisan está desarrollando en diferentes puntos de la Península ibérica, incluido uno ubicado en Araba.
Esta iniciativa que se llevará a cabo durante los próximos años y que también pretende salvaguardar otras especies de aves esteparias, tiene la finalidad de revertir el descenso de poblaciones propiciado por cuestiones medioambientales y sociales. La pérdida de hábitats, los cambios en las prácticas agrícolas, la depredación, la caza no sostenible y, en algunos casos, las malas políticas de recuperación basadas en el uso de perdices criadas en cautividad son algunas de las actuaciones que han acarreado una situación que se pretende reconducir.
El plan de recuperación que comenzó a ejecutarse a principios de 2020 tras una experiencia piloto desarrollada en dos cotos de Madrid incide en dos direcciones. En primer lugar, se procedió a la selección previa una serie de cotos demostrativos que estuviesen gestionados por sociedades de cazadores, en los que ni existía gran abundancia de perdices ni estas habían desaparecido completamente. Además, fue necesario establecer una red de colaboración entre cazadores y científicos que actuasen a modo de grupos de trabajo perdiceros.
Entusiasmo
Las características de los cotos que participan en el Proyecto Rufa son sensiblemente diferentes unas de las otras, ya que se incluyen desde los ubicados en montañas áridas hasta los que se localizan en tierras de cultivo en mesetas de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Valencia, Madrid o Euskadi. El de Etxamenda, en Araba, ocupa una superficie de 1.300 hectáreas y se sitúa entre los concejos de Etxabarri Ibiña, Mendarozketa y Berrikano pertenecientes al municipio de Zigoitia, en las faldas del Gorbeia.
La labor que se desarrolla en esas áreas combina el entusiasmo de gestores cinegéticos y de propietarios, y aunque reciben asesoramiento por parte de los técnicos de Artemisan, la toma de decisiones sobre la labor a desarrollar corresponde a quienes gestionan los terrenos. En el caso del coto arabarra, la labor que se está desarrollando ha permitido constatar, incluso, la presencia de alcaravanes.
Los gestores de los espacios en los que se ejecuta el Proyecto Rufa deben tener en cuenta un aspecto fundamental como es el del control de los predadores existentes en el propio coto demostrativo, ya que resulta imprescindible adecuar la densidad de caza mayor existente, en concreto de especies de córvidos, además de zorros y, sobre todo, de jabalís.
Otras especies de depredadores, como es el caso de los armiños (Mustela erminea), comadreja (Mustela nivalis) y turones (Mustela putorius) presentan una problemática diferenciada ya que se trata de especies protegidas en el Estado español. Ante esa situación Artemisan está trabajando para conseguir autorizaciones especiales que permitan el control de esas poblaciones.
Hibridación
Aunque la suelta de perdices de granja podría antojarse como parte de la solución en la recuperación de la perdiz roja, los responsables del proyecto han prescindido de esa opción en los cotos demostrativos con la finalidad de evitar daños entre las poblaciones de perdiz silvestre.
Ante el problema de hibridación que podría provocar la suelta de ejemplares criados en cautividad, los gestores y técnicos que desarrollan el plan de recuperación de esta galliforme priorizan el hecho de que la existencia de dos o tres parejas por cada kilómetro cuadrado permite aumentar el número de ejemplares en cuatro años, siempre que se pueda crear un hábitat adecuado y se alivie la presión de los depredadores.
La base del Proyecto Rufa tiene su origen en una iniciativa similar que se viene desarrollando desde hace unos 40 años en el Reino Unido, aunque la especie que se pretende proteger en ese caso es la perdiz pardilla “que se encontraba en una situación similar a la que está aquí la perdiz roja silvestre», según el investigador y miembro de Artemisan, José Luis Guzmán.
La labor que está desarrollando la Fundación Artemisan para lograr la recuperar de la perdiz roja en aquellas zonas en las que las poblaciones han diezmado de forma considerable durante los últimos años, ha merecido la atención de la prensa extranjera especializada. En concreto de la publicación trimestral especializada Gamewise, edita en el Reino Unido por Game & Wildlife Conservation Trust, y que cuenta con más de 50.000 suscriptores.