Dado el
imparable avance de la sarna
sarcóptica en el
Parque Nacional de Picos de
Europa, y ante la falta de
medios personales y
materiales para su control y
erradicación, la
dirección de este
espacio protegido, gestionado
por Castilla y León,
Asturias y Cantabria,
autorizó el año
pasado una propuesta de
gasto extraordinario para
poner en marcha un
programa específico
de seguimiento sanitario de
la fauna silvestre.
Tras concluir una primera
fase de control
epidemiológico de la
población de rebecos
se ha concluido que el
área de
distribución de la
enfermedad dentro del
espacio protegido se
establece en
aproximadamente 49.200
hectáreas, el
equivalente a un 76% de la
superficie total.
Esta enfermedad, que
tuvo su primer brote en el
parque nacional en el
año 2000, se ha ido
propagando por todo el
espacio protegido. En los
últimos años el
proceso parasitario
está centrado en la
zona oriental-central del
parque, y deja libre los Altos
de Sajambre, lugar por
donde se inició el
proceso parasitario en el
espacio protegido, donde
actualmente se localizan
casos muy puntuales y
ocasionales en el macizo
occidental.
Casos concretos
Desde diciembre de 2014
se ha localizado en el interior
del parque nacional ocho
rebecos (Rupicapra pirenaica
parva) adultos afectados de
sarna sarcóptica. Seis
en el municipio de Cabrales,
(uno de ellos estaba
muerto), un rebeco muerto
en el municipio de
Camaleño (afectado
por el proceso parasitario en
fase 3, localizado por la
Guardería el
día 17 de febrero de
2015, en la zona de
Caballarondi
(Camaleño) y a 1.110
metros de altitud y otro vivo
en el municipio de Cangas de
Onís, concretamente
en la zona de la
Cobertoria.
Además se han
observado animales de otras
especies que presentaban
lesiones compatibles con un
proceso de sarna,
concretamente un zorro
(Vulpes vulpes), en la zona
de Següenco,
municipio de Cangas de
Onís, un ciervo
(Cervus elaphus) en la zona
de Lebrada, y un corzo
(Capreolus capreolus), este
último muerto en
Cobarcil, ambos en de Oseja
de Sajambre.
Actualmente la sarna
representa el principal
problema sanitario de la
fauna cantábrica. Se
trata de un ácaro
entra en la piel del animal,
casi siempre por contacto
directo, y lo va destruyendo
poco a poco. En el mejor de
los casos, el parásito
es suficiente para provocar la
muerte del mamífero
en el que se ha introducido,
pero otras veces los
ejemplares afectados van
muriendo como consecuencia
de infecciones secundarias
producto de su
debilitamiento.
Desde que en 1993 se
detectara el primer brote de
sarna en las inmediaciones
del pico Torres, en la reserva
regional de caza de Aller, en
Asturias, muchos han sido los
intentos de los agentes
forestales de la Junta de
Castilla y León por
erradicar esta enfermedad
que en el 2009 llegó
a afectar a la superficie total
de las reservas de Mampodre
y Riaño.
Una vez conformada la
aparición del brote en
los rebecos asturianos, se
intensificaron las vigilancias
en Mampodre y Riaño,
por lo que se dieron
instrucciones a la
guardería de abatir
cualquier animal que
presentara algún
síntoma anormal. A
pesar de estas medidas el
brote avanzó hacia el
este, afectado en el 2009 a
toda la reserva de caza, y
llegando al Parque Nacional
en el año 2000. A
partir de ese momento en
avance de la enfermedad ha
sido imparable. Ya en el
2012, la sarna afectaba a
40.029 hectáreas de
la zona protegida, el 62% de
la superficie total, hasta
llegar al 76% actuales en
2014, lo que demuestra el
avance de la enfermedad.